Días de sol en los que sentir sus caricias con ganas. Echado sobre la tumbona se disfruta de este tiempo sin prisas, aunque con la nostalgia de otros días en los que no había sombras.
Tumbado, los ojos rememoran otras caricias en las que daban calor unas manos. Eran tiempos de cercanías, de abrazos y de besos. Tiempos de estar desnudos junto a otros. Volverán envueltos en miradas de deseo y placer completo.
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Melancolía por tiempos pasados, recuerdos de cuando pudiste estar junto a otros cuerpos, y sobretodo, esperanza en que esos tiempos mejores, volverán.
ResponderEliminarTodo ello es útil en nuestras vidas, en tu vida, pero ahora quédate con lo último: con la esperanza. Será lo mejor, porque se hará realidad.
Un fuerte abrazo, amigo Germán.
Enrique.
Es lo único que nos queda en estos momentos, rememoranza de otros tiempos.Un abrazo
EliminarDichosos los humanos como nosotros, German, Henry y muchos otros viajeros que tenemos la capacidad de fantasear con nuestros recuerdos, nuestra imaginación, nuestros deseos. Todos los que como nosotros sabemos lo que sentimos como amantes de lo bello, sin distinción de sexo (bello de cuerpo pero sobre todo bello de espíritu), tenemos que hacer valer nuestros pensamientos y nuestra imaginación porque para cuidar nuestra familia, para cuidarnos, para cuidar a los que queremos, muchas veces no podemos hacer realidad nuestros deseos de cercanía física, de cuerpos desnudos unidos en la realidad. Como si no, nosotros de tantos lugares distantes nos mantenemos tan juntos, bendita sea nuestra capacidad de vivir también a través de nuestra imaginación.
ResponderEliminarEl día que no soñemos en un mundo mejor, dejaremos de vivir. Esa es nuestra capacidad, y no debemos de desaprovecharla. Un abrazo.
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