domingo, 29 de noviembre de 2015

Risas de agua



Domingo de apasionados deseos que han de convertirse en juegos de agua. Necesito tu presencia, tu mirada de azul intenso y claro jacinto.

Ve a la casa de las grandes ventanas. Te espero allí para mojarnos de risas y agua.

¡Agua de deseo!. Resbalará por nuestros cuerpos, retozando en nuestras manos, esparciéndose por la piel, cayendo al frío mármol tras regodearse con hombrías sedientas de goce.

El agua encenderá nuestro plantío de enardecido apetito llenando nuestras bocas de placer de agua. Bebamos juntos, apoyándonos unidos en sus jugosas ondas.

Mi boca se colma de ti saciando mi sed de blanca agua.

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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente




viernes, 27 de noviembre de 2015

Sintiéndome abundante

Este otoño está siendo especial en mi vida. Aunque sea el tiempo en que la tierra se vista de hojas doradas y la escarcha la cubra de blanco, un lento verdear me envuelve, recorriendo mi cuerpo para sacudirlo de tanta somnolencia. Como un despertar a la vida, a mi vida. Me siento abundante.



No es fácil ir perdiendo los miedos, pero se puede si se afrontan sin miedo. No es una redundancia, es así. El miedo nos limita hasta para perderlo. Estos días en los que he estado ausente del blog, he intentado librarme de ellos y he conseguido hacerlo con algunos. Ha sido como brotar a la luz, dejando atrás tinieblas de vastos dominios.

A ello ha influido en estos últimos meses largas, amenas y profundas conversaciones con un buen amigo al que le tengo mucho cariño y que trabaja como coaching y masajista. Un gran profesional, muy recomendable para quien necesite equilibrar su interior o apetezca de un maravilloso masaje sensitivo, contractural o tantra. Está claro que hablo por propia experiencia.

Restaurante Bazaar
A principios de la semana pasada le llame por si tenía libre, no con el animo de trabajar, sino de compartir unos momentos de amistad. Paseamos por el centro de la ciudad sin prisas, mezclándonos con los caminantes de caminos propios y ajenos. Comimos juntos en un restaurante de moda de la Villa y Corte, en el barrio de Chueca. No creo que fuese el paseo o el acogedor sitio, sino tan grata compañía la que me hizo sentir tan a gusto que le abrí mi mundo, y él el suyo. Estuvo también casado y lo dejo todo al poco tiempo por sentirse atrapado en concepciones sociales que no eran las suyas. Era muy joven. Fruto de tan fugaz relación nació un hijo. Con tal decisión, dura pero acertada, encontró su libertad, asentando con el tiempo una maravillosa relación con la que fuera su mujer.

Tal vez por ello le costó al principio entenderme aconsejándome que se lo contase a mi esposa. Que diese el paso de reconocer mi verdadera identidad. O tal vez quiso ponerme al limite para conocer mis verdaderos sentimientos. El más que nadie sabe que no podemos generalizar, pero no estábamos en su gabinete ante un reconfortante te de rooibois. Tenía delante al amigo que quiere lo mejor para ti y no al profesional que ve y analiza desde la distancia y la neutralidad.

En la conversación le conté algunas experiencias de encuentros con hombres que acabaron en nada al dejarme llevar por lo que en realidad sentía. Me escuchó con mucha atención, creo que en ese punto más como profesional que como amigo. Comprendió todo desde mi sinceridad, señalando una pequeña diferencia que en realidad marca toda la diferencia, al decirme que sucedió así porque las viví como un hombre hetero, si las hubiese vivido desde mi lado gay, el final hubiese sido otro muy distinto. En realidad un hombre bisexual no debe porque ser un gay que vive una vida no deseada, ya que puede vivir, actuar o sentir como hetero.

Ahí comprendí muchas de mis actuaciones, de cómo me siento, de cómo soy y quiero ser. Me hizo pensar sobre mis turbulencias, reflexionar desde lo más profundo, comprender que todo lo que me ha pasado tiene una explicación más clara de lo que pudiese parecer.

Hoy he recibido un mail suyo con un enlace a un artículo que habla de los heteroflexibles (http://actualnet.es/espana/item/3289-llegan-los-heteroflexibles-%C2%BFmoda-o-gays-que-no-se-atreven). ¿Curioso? Tal vez, pero aclarador. En el se habla de hombres que no quieren ni pretenden ser gays, pero que sí han compartido alguna vez su intimidad con un hombre. No me gusta que me encasillen, ni hacerlo con los otros, pero es verdad que la definición que acompaña a semejante palabreja parece de lo más acertada.

En realidad no sé como llamar a los sentimientos de un hombre que es feliz amando a su mujer sin obviar en estos momentos que podría haber amado a un hombre. Un hombre que escogió libremente casarse con esa mujer sin pretender esconder una supuesta homosexualidad, pues nunca se había sentido atraído por un hombre. Que solo lo hizo porque la amaba, y amo, con todas mis fuerzas. Esa es mi realidad. Otros tendrán la suya, tan valiosa como la mía. A cada uno nos pertenece la nuestra, querer generalizar es imponer una voluntad a otra. Seamos libres desde la libertad de los demás, y llamémoslos por lo que son, sentimientos. Sin más, sin géneros ni dudas.


Hoy me siento abundante, disfrutando de una vida significativa y plena. No te cierres a vivir la tuya desde la abundancia, es tu elección.

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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente

REENCUENTRO

Repasando antiguos correos electrónicos intercambiados con un muy buen amigo hace ocho años, he encontrado esta preciosa fotografía que me e...