Cuando me despedí de todos
vosotros ante la inminencia de un feliz descanso vacacional, nunca pensé que
iba a ser por tanto tiempo. Fueron
maravillosos días de sol, playa, senderismo, pausas, reflexiones y mucho amor.
Dice el refrán
que el hombre propone y Dios dispone. Nada más cierto en este caso. Inesperados
cambios en mi vida me han apartado de una de las cosas que más me apetecen, que
es compartir con vosotros este fantástico viaje. Pero me han traído aquello
que más deseaba, la estabilidad de tener al lado a mi mujer. Al fin han
terminado sus largos viajes laborables. Ahora puedo disfrutarla de nuevo a
tiempo total.
Han sido y son momentos tan
positivos y efectivos que lo mejor es vivirlos en plenitud, sin interferencias,
en la soledad de un silencio compartido solo con ella.
Agradezco vuestro apoyo en
privado y el respeto de aquellos que sabíais que me era necesario un tiempo
para adentrar en mi interior libremente, sin obstrucciones. Pronto estaré con
el mismo ánimo de otros tiempos, porque este viaje no tiene parada definitiva,
aunque sí placenteras estancias donde soñar y vivir con la mujer amada.
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