Desde siempre me ha gustado dormir desnudo. No es la primera vez que hablo de ello en el blog, incluso la semana pasada mis textos los ilustraba la fotografía de un hombre durmiendo desnudo. Lo encuentro de lo más placentero.
Vuelvo a ello porque hoy me ha llegado un artículo a mi correo electrónico de la revista Tener Salud con el título de 5 razones para dormir desnudo. Desconocía el primer punto, los otros los compartía, pero con el que más identificado me siento es con el último. Veamos uno a uno de manera sinóptica.
El primero expone que el cuerpo necesita enfriarse, lo que hace sobre las cinco de la madrugada. De esta forma nuestro cuerpo segrega menos cortisol, la hormona del estrés. La ropa ayuda a que la hormona pueda estar alta, perturbando los ciclos del sueño, aumentando el apetito, reduce la libido e incrementa el almacenamiento de grasa, sobretodo la del vientre. Esto último muy corriente en los hombres.
El segundo punto indica que ayuda al cuerpo a fortalecerse al no interferir en la secreción de las hormonas del crecimiento. Enumera entre sus beneficios que repara los tejidos dañados, fortalece la densidad de los huesos reduciendo el riesgo de fracturas, consolida la masa muscular aumentando su tono, estimula el crecimiento de los órganos internos, refuerza el sistema inmunitario, reduce las probabilidades de sufrir diabetes, minimiza el riesgo de enfermedad cardíaca.
El tercero nos dice que le hará más feliz, ya que el roce directo de la piel hace segregar oxitocina, la hormona del apego y de la felicidad. Entre sus virtudes enumera que sube el ánimo y la moral. Y tanto que lo sube cuando despierta uno con la virilidad a tope.
El cuarto punto habla de que mejora significativamente la vida sexual. Sin lugar a duda el roce de la piel estimula los sentidos, así que… sin más comentarios.
Por último, el quinto señala que aumenta la confianza en uno mismo. Al menos para mí lo ha sido, uno se va sintiendo más cómodo consigo, aceptándose como es. Puedo afirmar que el dormir desnudo, junto con el nudismo me ayudó a aceptarme. No es que no me guste mi cuerpo, al contrario, y más ahora que soy consciente de que gusta a otros más de lo que yo imaginaba. Siempre me ha dado vergüenza mi culete, porque es peludo. Y aunque en la playa la inmensa mayoría lo lucen sin vello, bien por carencia o depilación, un verano me acepté quitándome el bañador sin importarme las opiniones de los demás. Liberarse de ese pequeño gran trauma me ha ayudado a sentirme mejor. Tal vez sea una tontería porque simplemente se depila y ya está, pero como a mi mujer no le importaba, más bien al contrario, no lo hice. Es trascendental tener confianza en uno mismo.
A alguno estos puntos pueden parecerle una tontería. A mí me han parecido curiosos, y como habéis visto el último muy importante en mi vida. Por eso he querido compartirlos con vosotros. Dormir desnudo es un placer.
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