Corría violentando la tierra, mirando a los ojos de los otros buscando el camino de mi tiempo.
Miraba y miraba respirando las dulces bocas, sin encontrar paraje que me diese vida.
Danzaban todos los hombres entre arboledas, playas o senderos sin camino, y seguía sin encontrar una caricia en mi oreja. Hasta una bicicleta me seguía por el atajo mostrando sus abiertas carnes.
Pasos a mi espalda abrieron el tiempo del mundo. Ahora vuelve el milagro que fue hombre con abrazos de carne y floridos jardines.
Buscando el camino de tu tiempo encontré el camino de nuestro tiempo.