miércoles, 30 de septiembre de 2015

Café de hombre casado



Esta mañana me he levantado con pensamientos llenos de vida. El sol se colaba por la ventana libre de gotas de agua, contradiciendo los pronósticos del tiempo. Tan apacible, que no he dudado en sentarme cómodamente a disfrutar de mi primer café del día con su preciada luz. Hoy no había prisas.

La tibieza del sol ha calentado mi piel. Sus doradas alas han rozado la alianza que, como es tradición en Valencia, luce mi dedo anular en la mano izquierda. He aspirado con fuerza el aire, con olores de café y aloe vera. La placidez ha llenado el sabor de lo irremediable, ya no quiere desvanecerse en un torpe sueño.

Porque irremediable se hace aceptarse, conocerse, intimar con uno mismo hasta amarse. Ahí radica el centelleo de la vida. O al menos de la mía. Es curioso, pero cuando acepto como soy más sosiego encuentro y más cercano estoy a la mujer que un día depositó en mi dedo esa alianza que hoy brilla con besos de amor. Ella es la faz de mi mundo.

Mis pensamientos siguen entre sorbos de café con vosotros, que sois los que me habéis ayudado en buena parte a encontrarme, a descubrir la jovialidad de ser como se es. Compartir este plano de hombres que nos une y confraterniza, me da fuerza y potencia en la vida. Gracias por estar ahí.
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente

lunes, 28 de septiembre de 2015

De vuelta en equilibrio



Sigo caminando por este viaje lleno de silencios y diálogos interiores. Ese es el motivo de mi ausencia estos meses. Los que me acompañáis en esta marcha de pies desnudos y anhelos habillados, sabéis que no me es fácil viajar por este viaje. Hay subidas y bajadas, períodos en los que uno se siente feliz y otros en los que quisiera desaparecer. En estos momentos este lado de hombre ha ido perdiendo fuelle hasta casi desaparecer. Y digo casi, porque siempre queda un pequeño rescoldo que puede algún día avivarse de nuevo. Estoy seguro que será necesario algo más que una mirada, pero ya conocéis el dicho de que no digas nunca, nuca jamás. 

Este tiempo de verano ha sido de solitarias playas y senderos de boscosos pinos, vida familiar y la cercanía de sentir de nuevo con intensidad la piel de mujer. Con ella me basta para ser feliz, con ella no quiero pasar solo por la vida, sino vivir. Vivir con intensidad, pasión, alegría y entusiasmo. Compartir para vivir.

Han sido tanto los sentimientos que han crecido de nuevo entre nosotros que incluso pensé en dar por finalizado el viaje. Tanta fuerza he puesto en mis renacidos ímpetus, que incluso los amigos que participaban en el blog dejaron de hacerlo, los mail se durmieron, y las palabras se perdieron. No solo me silencié yo, sino también vosotros. Es como si se hubiese perdido el interés de viajar juntos, como si nada nos uniese en este onírico y real caminar, cuando en realidad nuestras energías caminan a la par. A ello se sumó que textos y fotos que guardaba en un pendrive para acompañar mis pasos en este viaje, desaparecieron de pronto.

Todo el entorno se postulaba para que deshiciera la mochila y acampase definitivamente en mi sitio. Pero al igual que se dan una serie de causalidades, que no casualidades, tienen lugar otras.

Dos mensajes insertados en el blog han hecho que reconsidere mi arribo definitivo, curiosamente uno viene de una mujer, Estrella, y el otro de un hombre, Marcos L. No tiene más importancia que esa, pues sabido es que la bisexualidad no tiene genero. Ellos, junto a un amigo de Colombia, otro de Perú y uno de España, y el número de visitas que tiene el blog día a día, me han abierto los ojos sobre una ficticia soledad desde dentro. Al leer sus palabras y sentir sus alientos he comprendido que cuando inscribes el abrazo de un hombre en tus registros, se abre la piel a nuevas sensaciones y nunca se van a borrar, por mucho que lo desees e intentes, por ello este viaje sé que va a seguir imbuido de los anhelos de un hombre casado que ahora solo siente la piel de su mujer.

Se os echaba a faltar. Ahora me siento un hombre feliz cercado de amor y silencios compartidos.

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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente

REENCUENTRO

Repasando antiguos correos electrónicos intercambiados con un muy buen amigo hace ocho años, he encontrado esta preciosa fotografía que me e...