Con los brazos extendidos, apoyados sobre las
piernas, y la mirada soñándote. Así he meditado esta mañana allanado por el
silencio del campo y el piar de dos juguetones gorriones.
Tanta profundidad me ha hecho creer por un momento que
éramos nosotros corriendo desnudos entre los árboles hasta caer exhaustos al
lado del arroyo, saciando nuestra sed con la fresca agua.
Pero el agua ha seguido su curso buscando otros
cauces y las respiraciones conscientes me han devuelto a la realidad con una
sonrisa. Una sonrisa esbozada con tus rasgos anhelados, soñados, deseados.
Tal vez tú también hayas oído el canto de unos
pajarillos y hayas visto mi sonrisa junto a la tuya. Los sueños compartidos más
cercanos son.
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