lunes, 3 de febrero de 2020

Viajero mexicano



Un amigo, compañero de viaje, me escribe desde México. Ha posteado mucho en el blog, y a ello voy a referirme, no a lo que me escribió por correo electrónico, pues lo que contó por allí entra dentro de su privacidad.

Como muchos de nosotros está casado con una mujer a la que ama. Con ella ha creado un hogar estable al que llegaron para su felicidad unos hijos a los que adora. Un día llegaron preguntas sin respuestas, acompañadas de mucha desazón y tormento. Sentimientos que parecían enfrentados hasta que encontró a un amigo casado como él, con quien descubrió lo maravilloso que es descubrirse a uno mismo. 

Por lo que cuenta, ha sido un tiempo extraordinario, muy hermoso, pero ahora, ambos decidieron darse un tiempo por disfrutar más de sus familias.

En ocasiones pienso que nuestras vidas son como un ocho, un camino que se cruza con pasmosa facilidad, llevándonos de un extremo a otro. Nuestro amigo se siente en estos momentos mejor con su familia. ¡Adelante amigo! Te deseamos lo mejor en el camino.


En cambio, en otras ocasiones tengo la certeza de que podemos encontrar un amigo estable con el que compartir nuestra felicidad el resto de la vida. Sé que es posible porque muchos lo han vivido.

Nos ha dejado esta fotografía suya, pidiéndome que la suba al blog. Lo hago con gusto. Dos sois los amigos americanos que os habéis asomado físicamente en este blog. Gracias por vuestra confianza.

Como bien dice nuestro amigo mexicano: no estamos solos.





REENCUENTRO

Repasando antiguos correos electrónicos intercambiados con un muy buen amigo hace ocho años, he encontrado esta preciosa fotografía que me e...