miércoles, 24 de marzo de 2021

En respuesta a tú pregunta


Cuando uno de vosotros contacta conmigo vía correo electrónico, hablamos de las sensaciones que le atenazan y de mi propia experiencia. Todo queda en privado. Pero si alguno expone en el blog su necesidad de ayuda, entiendo que lo que pide es conocer vuestras opiniones con el fin de tener un mayor saber a la hora de tomar sus propias decisiones.


Hace unas semanas un amigo de los Estados Unidos dejo escrito este comentario a uno de mis post. Como veréis, aunque tiene relación con lo escrito en aquella entrada que llame En mundos paralelos, más bien era una solicitud de ayuda. Este amigo viajero dijo: "Gracias por este post y por los comentarios de los demás. Es increíble leer sus comentarios y sentirse tan identificado. Los entiendo a todos y soy parte de lo que sienten. Eso me llena de esperanza. Me agrada mucho saber que no estoy solo. Yo también amo profundamente a mi esposa. Hace unos meses me preguntó por verdadera sexualidad y después de negarlo mil veces lo admití. Le dije que soy bisexual. Nada fácil. Nuestra vida cotidiana sigue igual. Sé que ella también me ama. Hablamos de planes a futuro, pero nuestra vida intima esta desecha. No sé qué hacer. Me ciento en un día que se repite mil veces. No me atrevo a volver a hablar del tema, pero sé que debo hacerlo si quiero recuperarla. ¿Qué piensan?"


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Ante todo, tienes que saber querido amigo que lo que nosotros pensamos no tiene por que ser lo mejor para ti. Podemos hablar de experiencias propias o ajenas, de lo que nos gustaría o de lo que podría ser, pero eres tú quien tiene que vivir tus experiencias de vida, y en este caso junto a tu mujer. Ella es una parte muy importante en la toma de estas decisiones. Tú formas parte de su vida, y ella de la tuya, se merece lo mejor. 


En mi caso, he pasado por una situación similar. Creo que ya lo he comentado por aquí en algún otro post, aunque voy a recordarlo de forma breve. Conocí a un hombre en un chat, e inmediatamente me inspiró confianza, de hecho, seguimos manteniendo contacto telefónico. Aquel día hablaba por teléfono con él cancelando mi primera cita, no me atrevía a acudir, estaba lleno de miedos. Mi mujer me había llamado para cenar, al no bajar, subió para avisarme y sin pretenderlo escucho todo mientras se acercaba hacía donde yo estaba. Desando sus pasos, esperándome sentada en el sofá.


Me preguntó por la conversación que acababa de mantener. No podía negar la evidencia, así que le conté aquellas inquietudes que se habían despertado en mí hacía unos meses. Ella me respondió con unas palabras que aún hoy me sorprenden. Dijo que lo había sospechado desde el primer momento sin darle mayor importancia, aunque consciente de que algún día saldría a la luz, y como me quería y quería lo mejor para mí, me daba permiso para que tuviese intimidad con otro hombre con la condición de que le contase la experiencia y luego decidiríamos que solución tomar. Por sus palabras entendí que si le contaba que había estado con un hombre, la relación se acabaría. 


Ahora era yo el que no entendía nada. Por eso le pregunté si le había dado muestras de ello en algún momento de la relación o creía que le había sido infiel. Contestó que nunca había dudado de mí, que no le había dado motivos. Aunque solo una vez pensó que se los daba, un día que, visitando el Museo del Prado, alabé los cánones de belleza masculina en la escultura clásica por encima de los de la mujer.  Entonces recordé que ha sido una de las pocas veces que debatimos, pues ella veía la belleza en la escultura femenina. Curiosamente ahora opina como yo y ve mayor proporcionalidad y belleza en la escultura masculina. 


Sorprendido por una argumentación que me parecía de lo más banal, seguimos hablando del tema. Cierto que estaba extrañado de su proposición, pero no desconcertado por la oportunidad que me daba de conocerme más a mí mismo. Siempre ha sido una persona apaciguadora.


Han pasado diez años de aquella conversación. Nada ha sido igual. En nuestra relación ha habido subidas y bajadas, como en todas, pero sobre todo mucho amor. Sin el amor que nos profesamos se que no seguiríamos juntos. Hemos hablado de bisexualidad unas cuantas veces. Ella me dice que es consciente de que existe, de que no lo ve como un vicio. Por el momento no nos hemos atrevido a profundizar más. Tenemos planes de futuro, compartimos todo menos este lado. No conoce este blog, ni mis expectaciones. He decidido llevarlas en silencio con vuestra complicidad. Sois vitales en mi camino.


Con todo, en estos años he ido perdiendo el miedo, abriéndome al futuro. Lo que haya de ser, será. Solo pido al cielo que sea lo mejor para los dos. Por ello, querido amigo, la solución está en tus manos. Si crees que debes hablar con tu mujer sobre ello, hazlo. Que no te atenace el miedo. Busca lo mejor para los dos, no para ti. Igual lo preferible es iniciar caminos separados. Si por el contrario crees que es preferible el silencio, la situación se mantiene. Hay verdades que son peores que los silencios. 


Comparto, por tanto, lo que te dejo escrito nuestro amigo Hotdardo: "Entiendo perfectamente por lo que estás pasando. Yo he vivido algo similar. Cada uno debe hacer su camino, y el tuyo debes andarlo con tu mujer. Solo tú y ella podéis decidir si podéis seguir juntos o no. Ella va a tener que aceptar muchas cosas, va a afrontar muchas dudas, y debéis llegar a acuerdos. Quizás ella te pida exclusividad, o te permita que tengas experiencias con otros hombres. Y entonces tú debes ver si puedes vivir solo con ella y su afecto o si necesitas algo más. No es nada fácil, es muy doloroso, y lleguéis a la conclusión que lleguéis va a dolerle a alguien, lo digo por experiencia. Mucha suerte".


Con estas palabras te transmite que el camino no es fácil, pero no imposible. También se desprende que en su caso no pudo haber un camino conjunto. Pero has de pensar y saber que para otros hombres hablarlo con sus esposas ha sido lo mejor que les ha pasado en sus vidas, ambos han encontrado al hacerlo sus verdaderos yo.


Recuerda siempre que cada pareja es única. Como ya he comentado, en unas es mejor vivir con el silencio, la verdad haría más daño, en cambio, en otras es preferible hablar. Mi consejo es que no debes castigarte, y lo peor aún, no debes castigarla. Tomes la decisión que tomes hazlo desde el amor. Se tú. 


Un abrazo amigo.

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miércoles, 17 de marzo de 2021

Inesperado beso

 

Aquella mañana me dijiste que sacase la lengua todo lo que pudiese. No dije nada. Hice lo que me pedías sin más, sabedor de que el presente era puro placer. Fue entonces cuando acercaste tu boca a la mía, que ya abierta, esperaba expectante, un tanto curiosa, pero con ganas. 


Tus labios besaron mi lengua con tanta delicadeza que estremeciste hasta mi alma. Deslumbró el placer, entregándome sin miras.


El tiempo calló mientras la hiciste tuya, besando cada intervalo, lamiendo sus pliegues, absorbiéndola, hasta que penetró tu boca en apasionados pasos.


En la garganta se ahogaban nuestros gemidos, silenciados por los traviesos besos que me dabas. El mundo reventaba de goce en la paz de los amados.


Nunca me habían besado así. Abrí los ojos y fijé mi mirada en los tuyos que se abrían en el deseo de los sueños despiertos.


Desvirgada, mi lengua espera ansiosa tus besos sin palabras.




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martes, 2 de marzo de 2021

Fatiga pandémica


Lo reconozco, estoy fatigado. Por momentos cansado de vivir en una incertidumbre que ahoga. Intuyo que aún queda para rato. Aún nos queda tiempo de pandemia. Nos dan un poco de suelta y salimos como toros en un callejón a tal velocidad que volvemos al inicio. Ayer se levantaron las estrictas medidas que había en Valencia y en Europa se anuncia otra oleada. Aguantaremos, seguiremos, saldremos de esta.


Entre tanto esa fatiga hace que me cueste escribir. Hay tantos temas que me gustaría abordar en el blog y tan poco espacio en mi mente, que cuesta tener fortaleza. 


Abro el blog y me pongo a escribir sobre canciones bisexuales, de películas en las que el amor es libre, de personajes históricos que vivieron entre dos mundos, como nosotros, pero no llego a nada. Es entonces cuando me preparo un café y me siento a contemplar desde mi ventana al invierno que golpea el paisaje enfriando hasta mis pensamientos.


En esta tarde ya noche, que hace de la lluvia su encuentro, me he puesto a escribir de nada, aunque en ocasiones nada es mucho.





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REENCUENTRO

Repasando antiguos correos electrónicos intercambiados con un muy buen amigo hace ocho años, he encontrado esta preciosa fotografía que me e...