Ganas de mar, de reconocer, de encontrarse con mi amigo, mi confidente, mi aliado. ¡Cuantos secretos compartidos con sus gotas de agua! Eran momentos en los que vivía mi dualidad en secreto. Aquellos años me acercaba hasta su lado, y le hablaba con el alma y el cuerpo desnudos. Me escuchaba y aunque no lo creáis me dejaba mensajes en la arena.
Símbolos trazados en la playa, conchas erosionadas por el mar, un madero arrastrado por las olas o unas piedras con formas que me traían sus respuestas. Hasta que un día me dijo: se libre, vive en libertad al igual que un pez, se escurridizo entre los pensamientos de los demás.
Aquella mañana de verano sus dedos de espuma me entregaron una piedra en forma de pez. La guardo como uno de mis más preciados tesoros. Sobre la mesa desde la que escribo este blog me recuerda día a día que mi don más preciado es la libertad de ser uno mismo.
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No tengo palabras para expresar la emoción que siento al leer una y otra vez este bellísimo relato.
ResponderEliminar"vive en libertad", "la libertad de ser uno mismo", "sé escurridizo".
Qué preciosidad, y qué verdades! .
Muchísimas gracias por este regalo para los sentidos, Germán.
Un abrazo.
Cuando digo que el mar ha sido mi amigo y confidente, no lo hago de forma baladí. Ante grandes angustias me llegaba su respuesta. Algún día subiré la piedra que me dio aquel día en forma de pez, delfín por un lado, es alucinante. Me alegra que te gusten mis palabras, son las que vinieron a mi mente cuando llegó hasta mis pies. Creía que este pequeño texto había pasado desapercibido. Abrazos amigo
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