Esta mañana no voy a escribir una
entrada en el blog. Busco dirigirme a vosotros a través de una carta por
considerarla, si cabe, más cercana.
Fotografía: Fede |
Estimados amigos que me acompañáis en
este viaje tan nuestro:
Hay días que me siento ante el ordenador
y dejo fluir mis pensamientos en una especie de diario informático. Algunos de
esos escritos los traslado al blog por compartirlos con todos vosotros. Son
como un testimonio de mi vida, de lo que siento, pero también son palabras que
al expresarlas y compartirlas con vosotros me liberan de esa carga que
aprisiona en algunos momentos hasta asfixiar. Conoceros en este viaje es de lo
mejor que me ha sucedido en la vida. Vuestros comentarios son sinceros,
limpios, sin artificios ni egos que pretendan cambiar los míos, por eso los
valoro tanto, y agradezco por tanto el recibirlos.
En octubre os trasladé unas emociones
sentidas en un día tedioso, lluvioso, repleto de preguntas sin respuestas. Como
decía el título de la entrada del blog, me sentía Atrapado en mi misma piel.
Mi vida es feliz a ratos, como la de
todos, si exceptuamos a aquellos que han encontrado, desde su interior, el
verdadero camino. Sinceramente, me siento más tiempo feliz que infortunado.
Seguro que muchos no lo verían así si estuviesen en mi piel, pero yo lo siento
de esa forma.
Estoy
ya en una etapa madura donde no se toman ciertas cosas o actitudes con el
ímpetu de la juventud. De esta forma he admitido no tener desde hace cinco años
un trabajo estable, y por tanto depender de mi mujer económicamente en algunos
aspectos. No es fácil encontrar trabajo a cierta edad y más cuando tienes un currículo
al que califican de brillante y no te “ven” para desarrollar cualquier trabajo.
No es fácil asumirlo o al menos aprender a vivir con ello tras haber
desempeñado trabajos que eran en si mismos un sueño.
La
anterior crisis económica me golpeo duró. Primero llegó el paro, cuando pasaron
los dos años no quedo nada. Bueno, sí que quedo mucho desanimo al rogar un
empleo a amigos, familiares, a conocidos o desconocidos. La respuesta ya os la
he apuntado antes. Pero esa respuesta a mí no me ayudaba nada, al contrario, me
hundía más en la desesperación. Una impotencia a la que se unió el reciente
descubrimiento de mi bisexualidad. Ya podéis imaginaros lo que sobrevino,
preguntas y más preguntas sin respuestas, incluso con puertas cerradas. Me
costó admitirlo, hasta que asumí que tenía el cortisol muy alto y había que
buscar una solución ya.
¡Si
amigos!, la depresión se convirtió en ese amante no querido que me abrazaba con
demasiado ímpetu, penetrando hasta lo más hondo de mi ser. Me daba tan fuerte
que me dejaba sin fuerzas para gozar de la vida. Mi psicólogo me dijo un día
que escribiese todo aquello que percibía como una forma de liberarme de ello,
ya que siempre me he resistido a tomar medicación. Puesto a ello decidí abrir
este blog. Necesitaba compartir con vosotros mi dualidad, unas sensaciones no
buscadas y por tanto no entendidas, llegadas cumplidos los cincuenta, y que me
atrapaban en la desesperanza.
No
creo necesario incidir en todos estos años, los que viajáis conmigo sabéis de
ello por este blog. Lo que si me gustaría resaltar es que amo a mi mujer. Por
ella lo deje todo, mi familia, mi territorio, mis amigos, mi trabajo. Emprendí
una nueva vida con solo un referente, Ella. Así me encontré lejos de la vida
que conocía, siempre protectora y benefactora, pero no me arrepiento y lo
volvería a hacer. Con ese cambio tan importante descubrí lo que es el verdadero
amor. Por eso lo pasé tan mal cuando me descubrí sintiendo otras sensaciones.
Fue un verdadero choque de trenes el que viví.
Y
¡sí! aún conociendo el verdadero amor, he de reconocer que en estos momentos no
me siento mal cuando imagino una vida compartida con un amigo al que sentir
como parte de uno mismo. Este blog me ayudó a aceptar mi dualidad, el sentir al
lado de mi mujer y la posibilidad de compartir mis sentimientos con un hombre.
Desde
aquella entrada de octubre, muchas cosas han cambiado. Vuestra energía positiva
y afecto me ha llegado con tanta fuerza que el amor por mi mujer sigue intacto
sin detenerse en pequeñas discusiones por trivialidades originadas en más de
treinta años de convivencia. Por otra parte, un trabajo que estaba estancado
desde hace un año fluye de nuevo, y presiento la cercanía de un amigo que ha de
sentir junto a mí. Ya veis, toda una transformación producida desde la
reflexión y el diálogo establecido con vosotros.
Gracias
de nuevo amigos por vuestras palabras, por compartir vuestras historias con
todos los compañeros de viaje, que como en una excursión grupal, cada uno vive
y considera esa experiencia de vida de una forma diferente, esa es la grandeza
de los seres humanos, ¡que aburrido sería si todos pensásemos y actuásemos de
igual forma! Me gusta vuestra diversidad y parecer.
Como
alguno de vosotros dejo escrito en los comentarios, no me siento un gay que no
quiere reconocerlo. Me excita el aroma de una mujer, pero también la fuerza de
un hombre. Considero que mi proceso está en vivir desde la dualidad, acariciando
la piel de ambos con toda mi felicidad. La misma felicidad que os deseo desde
el corazón a cada uno de vosotros. En definitiva, me siento atrapado en una
piel a la que amo y reverencio como ser humano que soy. Todo comienza por
quererse a uno mismo.
Un
abrazo que deseo sea grupal, para sentirnos juntos, con más fuerza. Se os
quiere.
PD: La foto que acompaña a este texto
pertenece a Fede, uno de nuestros compañeros de viaje. Llegó a mi correo electrónico
esta misma semana. Me encantó que lo hiciera de una forma tan natural y
sincera. Muchas gracias amigo.