martes, 30 de enero de 2018

Reencuentros


Cuando alguno de vosotros me escribe contándome sus inquietudes, sus desazones, sus ganas, sus realidades, se crea un nexo de afecto que se mantiene latente aunque medien años sin saber nada más de esa persona.


Eso es lo que me ha ocurrido hace un par de semanas al recibir noticias de un amigo mexicano. Ha sido mucho tiempo sin saber de él, así que muy grato conocer de su viaje, de sus paradas, de su vuelta. Ahora he comprendido su ausencia, sus momentos los llenaba un amigo con el que compartía su lado más oculto. Tanto que por miedo a ir más allá han aparcado sus abrazos, sus miradas cómplices, sus caricias de piel, para vivir ahora desde el recuerdo más querido. Es su decisión, y sin duda la mejor que podían tomar.


Días antes recibí un mail desde la Costa del Sol en España, que hizo diese un vuelco mi corazón. Está vez si que llegue a conocerle en persona. Siempre lo he considerado uno de mis mejores amigos, uno de mis mejores compañeros de viaje. Con él he conversado muchas veces por teléfono y hemos compartido extensos correos en los que nos transmitíamos aquello que sentíamos. Estoy seguro que de no haber mediado tantos kilómetros de por medio hubiésemos sido buenos amigos, vosotros ya me entendéis.

Le conocí por causalidades del destino hace unos tres años. En mis vacaciones de verano pasaba cerca de donde vive y pude escaparme para saludarle. Soy consciente que cuando nos vimos hubo feeling, que aquel abrazo encerraba muchas sensaciones transmitidas hasta entonces en palabras. Solo pudimos dar un pequeño paseo por la playa, accediendo por un paso entre las cañas. Fueron tan solo tres segundos que perduraron como  si hubiesen sido felices horas. No hizo falta más. Sentados en la cafetería de un conocido centro comercial supimos que la distancia marcaría nuestras vidas.

Un año después despareció de mis palabras para aclarar su vida. La tarde de Reyes me envío el mejor regalo, saber de nuevo de él, de que todo seguía como antaño. Su esposa, sus hijos, su trabajo, todo su mundo continuaba formando parte de su mundo.

Le echaba de menos. El fue uno de los que más me ayudo a esclarecer mis momentos, a conocerme, a encontrarme. Sabía que necesitaba de tiempo para reflexionar, por eso solo le dije que siempre estaría a su lado. Ahora, su reencuentro me llena de alegría.

Ambos amigos forman parte de este viaje, reencontrarles ha sido inesperado, pero gratamente hermoso.

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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente







lunes, 29 de enero de 2018

Contentos



Superar los aguijonazos que la vida nos da, no supone renunciar a ser feliz. La vida te brinda muchas más alegrías. Recuerda aquella premisa socrática que ensalza los beneficios de conocerse a uno mismo. Si lo haces, si te conoces, los aguijonazos no dolerán y las alegrías serán inconmensurables.

Vive desde tu libertad, gobierna tu existencia. Ya sabes, elimina las circunstancias personales que te debilitan y fomenta aquellas cualidades que te satisfacen. No dejes de entusiasmarte en cada una de las percepciones que tengas del mundo.

En este viaje que nos une abraza, besa, siente si es lo que deseas. Y si te llena más la familia, el calor de los tuyos, hazlo desde los sueños, desde otros planos de vida.  Pero nunca dejes de hacerlo, porque sería como perderte en otra vida. Como dijo Charles Darwin: todos los seres vivientes han sido formados para estar contentos.



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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente







REENCUENTRO

Repasando antiguos correos electrónicos intercambiados con un muy buen amigo hace ocho años, he encontrado esta preciosa fotografía que me e...