Mi tiempo se mueve entre la exaltación de la vida y el desánimo, entre lo que quiero y hago, entre los deseos y los hechos. Es una vida de lo más común con unos cuantos logros que la hacen especial, al menos para mí. Con todo, falta algo. Falta ilusión para levantarse, faltan sueños por cumplir.
Sé que no es por la falta de trabajo en estos momentos, que, aunque en períodos me hunde no asfixia; tampoco lo es por la aceptación ya que en ese sentido me quiero sin sentimiento de culpa por mí bisexualidad. Soy tremendamente consciente de que mis vaivenes nacen de la incertidumbre, de mi apasionado amor por mi esposa, de mi apasionado amor por el amigo.
Ahora que se han puesto de moda nueves corrientes amatorias como el poliamor, creedme, puede ser más fácil romper con un lado para adentrase en el otro, que mantener a los dos en una sola vida. Mi debilidad actual, mis tiempos de soledad, me impiden gozar de instantes preciosos con los que la vida me regala.
Un amigo viajero dejaba escritas en su blog, corpsdeboue.blogspot.com, unas palabras que son eco de mis sentimientos, de cómo me presento a vosotros con la piel y el alma desnudos:
Piel como desnudo reflejo del cuerpo al que envuelve y protege.
Reflejo de luz. Reflejo de sombra.
Gracias amigo por tan bella forma de describir mi momento de luz y sombra. Son vaivenes de toda vida, a los que todos nos asomamos en un momento dado. Hoy, los míos aprietan en aguas negras, disipadas por un rayo de sol que se cuela por la ventana. La esperanza sigue siendo firme en el reflejo de la luz.
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