miércoles, 22 de abril de 2020

#YoMeQuedoEnCasa - 41


Miro por la ventana. Absorto apenas reparo en las siluetas de los árboles o en la desnuda calzada. Vienen a mi recuerdo escenas de otro tiempo. De playas solitarias y deseos desechos. Cuerpos que deambulaban entre los matorrales crecientes de deseo mientras mis pasos me llevaban en busca de la arena sin querer cruzar los bordes del camino.

La tarde iba cayendo con su pausada luz dorada. Tumbado en la arena me llenaba de olor a sal y de espumas que chisporroteaban al romper cerca. El silencio solo era roto por la misma naturaleza o por el paso que otro hombre dejaba buscando su sitio en la playa.

Es entonces cuando me gusta sentarme en la posición del loto y aspirar el mar para que limpie mis entrañas. Dejo la mente en silencio y mi cuerpo se llena de paz. Renovado en abundancia es hora de regresar por la arena hasta el camino de cemento.  

Al dar unos pocos pasos un hombre se masturba con el sol dorando su espalda. Me mira con lujuria y yo le miro sin deseo. Siguen mis pasos sin querer mirar atrás.

Hoy miro por la ventana mirando como mire aquella tarde al hombre que movía su mano con ganas. Las mías han quedado encerradas en sueños.




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6 comentarios:

  1. Qué bonito recuerdo, lleno de claridad y nitidez, e intuyo que también de melancolía. No sé si de cierta tristeza. La espiritualidad que nos enseñan las ciencias y creencias orientales -como esa sublime posición de loto, no solo física sino fundamentalmente psíquica y mental- ayudan notablemente a recuperar la energía perdida, repito: física y mental.

    Yo no puedo relatar aquí ningún hecho parecido. Bien quisiera yo compartirlo contigo Germán, y con los grandes amigos que compartimos,, pero no me ha ocurrido.
    Es una delicia conocerlos a través de tus siempres elegantes y pacívicos textos. Porque sí, transmites paz, de la que estamos escasos, individual o colechivsmente.

    Como fué un remanso de paz tu escrito de ayer, dándonos a conocer tus deseos internos, tan privados, de volverte a encontrar con tu esposa.
    Para Nacho, Vicent, Luis Mario, y perdón si de alguno me olvido, y para tí Germán, un afectuoso abrazo y seguimos conociéndonos cada dia un poco mas, aquí, en este particular viaje. Henri.

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    1. Hola Henri. Momentos como esté tengo muchos, no los recuerdo con melancolía, sino como aprendizaje. Todos me han llevado a ser el hombre que soy. De aquella tarde me quedo con la meditación junto al mar. Al hombre excitado le vi con los mismos ojos que a la papelera que ponen para los residuos, no me decía nada. He de conocer, hablar con esa persona, sentir su humanidad. Luego se puede equivocar uno, pero al menos valoro a la persona. Gracias por tus palabras amigo. Un abrazo

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  2. Dicen que recordar es volver a vivir, yo diría más que eso, muchas veces recordar, si somos inteligentes y sabemos guardar los buenos momentos y enterrar los malos, es parte integrante de la propia vida y por eso los recuerdos están siempre ahí. Germán nos enseña a traer buenos recuerdos y nos muestra una vez más sus excelentes características, un hombre masturbándose puede ser excitante de por sí, pero eso así solo no es más que un cuerpo y unas manos en un pene, no es lo más importante, no es lo que nos atrae de otros hombres, sin negar que es parte integrante de lo que disfrutamos pero no asiladamente. Henri, Germán, cuídense, los abrazo, los necesito

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    1. Así es, me excita más el cortejo, los preliminares, el morbo de una situación que una entrega directa. Cada uno tiene sus predilecciones. Un abrazo amigo.

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  3. Una coincidencia más entre nosotros, a mi me ocurre igual, lo que realmente disfruto y puede llevarme al climax del disfrute es el morbo de una situación, el galanteo, la mirada, la complicidad, el pensar más allá de lo que está ocurriendo en el momento, una entrega directa es simplemente placer de la carne, momentáneo, fugaz, no llena el alma y lo que no llena el alma, no perdura

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Gracias por compartir este viaje

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