El artículo del que os hablaba ayer me ha llevado a reflexionar sobre la visibilización actual de un hombre casado. Si no recuerdo mal, ya hemos hablado en otras ocasiones de ello con otros términos, pero la expresión “visibilización silenciosa” me ha tocado especialmente.
En una sociedad heteronormativa, sin duda muchos creerán que se trata de una estrategia para encubrir lo que se entiende como un vicio. En cambio, yo lo siento como un modo de sostenerme a mí mismo: reconocer en privado lo que el mundo me niega mayoritariamente en público, y darle espacio a mi verdad sin que necesariamente todos la vean.
No voy a negar que emocionalmente se sufre. Por un lado, está el amor real hacia la pareja, la familia, la vida construida. Por otro, la necesidad de no borrar una parte de uno mismo: la atracción y sensibilidad hacia más de un género. No es un conflicto simple, por lo que es trascendental aprender a convivir con todas las identidades.
Ayuda encontrar lugares como este o algunas redes sociales donde poder hablar con libertad, confiar en el otro y sentir un espacio seguro para ser. A mí me ha ayudado mucho hablar sobre la culpa de sentir que se oculta algo, sobre el miedo al juicio o a la pérdida, pero también sobre el orgullo silencioso de seguir sosteniendo la propia identidad sin renunciar a ella.
Todas las mañanas me digo: Existo tal cual soy, incluso si el mundo no lo ve. Es un camino de reconciliación interna, de integrar todas las partes de nuestra historia. Es mi visibilización silenciosa.
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