Este sábado el sol luce agradable con ganas de chapotear en el mar, de jugar con sus espumas blancas, de mecerse al refresco de sus pequeñas olas.
Llegas a la playa y un chico te recuerda todas las medidas que hay que tener en cuenta, incluso llevar mascarilla si no acudes con tu círculo familiar. También te dice que hay que instalarse a seis metros de la orilla y guardar distancia de dos metros con los demás, hasta señala el tiempo que puedes estar. Tampoco se pueden dar paseos por la orilla, ni hacer corrillos con extraños, solo te dan permiso para estar tumbado en la arena o bañarse en el agua.
Ha sido llegar, ver a mi amigo, llenarme de el con todas mis fuerzas y marcharme. Esperaré otro momento en el que el reencuentro sea más libre, con más ganas.
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Deseo mucho que ese reencuentro con tu amigo sea muy pronto amigo Germán, seguro sus cuerpos y sus almas lo están necesitando mucho y se merecen disfrutarlo-
ResponderEliminarAgradezco tus buenos deseos Luís Mario, pero ese buen amigo se llama el mar. Su cuerpo es de agua y se funde con el mío cuando me moja. Un abrazo amigo.
EliminarUn buen amigo metaforico, pero al mismo tiempo de una reunion con la naturaleza, aqui el mar.
ResponderEliminarAsí es, los silencios del mar son abrazos en la piel. Saludos Tony.
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