viernes, 19 de junio de 2020

#YoMeQuedoEnCasa - 99


Cuando llegas a la madurez y piensas que nada va a cambiar en tu apacible y feliz vida, llegan situaciones que reemplazan tus ideales, introduciendo en el día a día nuevas formas de pensar y de ser. Así me pasó con el descubrimiento de mi bisexualidad, y así está pasando ahora con este inesperado virus que todo lo ha trastocado, hasta el punto de que creo que debemos hacer las cosas de otra manera. Si todo sigue como antes, poco habremos aprendido de la Covid 19, que aún nos golpea con dureza.


La madurez aporta ver la vida desde una situación más sosegada. La experiencia de vida nos afianza en valores más plenos. Desterramos las cóleras infantiles, los dolores de la juventud, el ansia o el ímpetu de la inexperiencia, el rencor decrece, incluso desaparece. Nos volvemos más serenos, apreciando cada detalle que nos hace disfrutar con más pasión.

En estos momentos veo el paisaje de mi vida con ojos apacibles y serenos, sin miedo al futuro. Si ya apreciaba el valor del amor, el afecto o la amistad, ahora los he incorporado a mi universo interior, tomando posesión de ellos. Y no me refiero solo al amor humano, va extendido al amor a una flor, un árbol, un animal, una piedra, a toda la Tierra.

No juzgar a los demás por estar y ser como son, exterminado lo superfluo, es el primer paso para disfrutar con más gozo de todo aquello que nos rodea, abriéndose a las energías positivas de nuestro ciclo vital. Al hacerlo, las proyectamos a los demás, seres vivos y seres inertes, y sin saber cómo, viven mejor y aman con más pureza.

Si una piedra obstruye tu camino, no la apartes, rodéala. El obstáculo no está en ella, está en tu egoísmo que te hace pensar que todo gira a tu alrededor. No solo estamos nosotros, en la Tierra hay millones de seres visibles e invisibles que la habitan con los mismos derechos que tenemos cada uno de nosotros.

Desde mi madurez, la vida se ve apacible y bella. Vívela de frente, con gratitud y amor, no le des la espalda a la felicidad.



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5 comentarios:

  1. Cuánta sabiduría, cuanta verdad, cuanta vida encierran tus palabras Germán, nos sirven para que recorramos nuestras vidas hasta llegar al día de hoy y poder apreciar todo lo que hemos ganado con esa madurez que nos da experiencia, posibilidad de mayor disfrute, con mayor calma, mesura, con mayor vínculo a sentimientos de amor, amistad, …
    Por cierto Germán, tendremos que celebrar que tu próxima entrada es la número 100 de este tiempo difícil y hasta triste que nos ha dado la alegría de tenerte todos los días

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    1. Como ha pasado el tiempo, 100 días adaptándonos a esta pesadilla que aún no ha pasado. Gracias por tus sentidas palabras. Un abrazo.

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  2. ¡Qué fotaca! Ahora bien, mejor texto.

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  3. Mi comentario anterior fue referido a lo más importante de esta entrada, el recuento del tiempo pasado, muestra de resistencia y supervivencia, el valor y la belleza de la madurez.
    Sin embargo ahora no puedo dejar de expresar mi admiración por la hermosa dotación genital del bello cuerpo maduro que Germán supo seleccionar para ilustrar y dar hermosura a esta entrada. Wao, que delicia tener ese pene entre las manos, acariciarlo, excitarlo, extraerle todo el placer que puede encerrar un hombre.

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