miércoles, 17 de junio de 2020

#YoMeQuedoEnCasa - 97



De adolescente me encantaban los fuegos de campamento, el ambiente de camaradería y el contacto con la naturaleza. Todo quedo en una ilusión. Una sobreprotección maternal no me dejó volar en mi libertad, así que me tuve que conformar con maravillosas vacaciones en el campo, rutas en bicicleta con los amigos en las que descubríamos lugares ocultos y baños en la piscina donde los juegos entre amigos eran solo juegos.

Mi primera vez de acampada fue en un camping de Benidorm. Era el verano del 82, recién estrenados los veinte.  Me gusto el ambiente del lugar, la gente era muy amable. Compartí la tienda de campaña con un amigo de pandilla, íbamos en plan colegas. Aquella experiencia fue sensacional, aunque me costó adaptarme a dormir en un saco, quizás la falta de costumbre. Recuerdo que lo pasamos brutal en las discotecas, ligando con chicas y pasando el tiempo de madrugada en la arena de la playa protegidos por la ristra de hamacas en vertical.

Una escena que me quedo grabada fue la de los baños de hombres. Era la primera vez que compartía la ducha con un amigo para ahorrar en agua caliente, y la primera vez que veía a hombres desnudos pasearse por los aseos con total naturalidad, afeitándose o peinándose sin ropa alguna. La verdad es que no me fije en sus cuerpos, pero sí que me encontré con tanta confianza que al salir de aquella ducha compartida no sentí la necesidad de taparme o enrollarme la toalla a la cintura. Me sequé sin prisas, me arreglé y me vestí como uno más, sin interés alguno más que el sentirse totalmente integrado. Puede que influyese que menos nosotros dos, los demás eran extranjeros, así que pensé que eran hombres con otra educación y valores, que lo hacían con naturalidad desde su libertad.




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7 comentarios:

  1. Recuerdos de tiempos felices y de aprendizaje. A los veinte años, aún nos quedaba mucho por saber y por pasar.
    Un gran abrazo Germán. Gracias a todos por estar ahí en todo momento.

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    1. Sí, aún quedaba mucho para aprender. En mi caso tuvieron que llegar los 50 para que todo cambiase. Abrazos.

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  2. Hola, buen día,

    Recuerdo que iba de campamento cuando era niño. Aquellos campamentos molaban. Entonces había que montar las tiendas; no como ahora en muchos campamentos donde tienen dormitorios y otras instalaciones o esos otros que son denominados «campamentos urbanos».

    Luego en la adolescencia he sido monitor en un par de campamentos.

    La experiencia más reciente fue en el 2017 (en la cuarentena; ese año cumplí 40) volví a dormí en una tienda de campaña. Durante diez días estuve en un campamento. Otra vez en una tienda. Estuve de pinche de cocina. El campamento era scout. Quise impregnarme de ese espíritu. ¡Quién me lo iba a decir!, ¡a los cuarenta!

    En un mes después estuve en un curso scout de fin de semana. Fue en un camping de la provincia de Madrid (La Acebeda). Dormí en una «instalación/tienda» de lona.

    La aventura scout duró poco tiempo. El pensamiento, sigue.


    Lo de los baños, lo llevo bien. En parte porque soy muy miope...


    Un saludo, Raúl


    Lo

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    1. Bonitas experiencias amigo, ya las hubiese querido yo para mí, aunque aún estoy a tiempo de vivirlas. Un abrazo Raúl.

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  3. Deliciosas experiencias, Raúl, vividas en distintas etapas de tu vida: niño, adolescente, y a los 40 años.
    Como dice Germán, ojala las hubiese podido yo vivir.
    No las olvides nunca, Raúl, enriquecen tu vida.
    Un abrazo a tí, y otro para tí Germán.
    Desde Madrid, con vodotros. Enrique.

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  4. Yo también guardo recuerdo de campamentos juveniles, travesuras, primeros pasos en el sexo, masturbaciones a veces colectivas, hombres desnudos en los baños. Época en la que éramos uno más, no sentíamos ningún tipo de deseo por el cuerpo del otro, disfrutábamos el nuestro, no habíamos descubierto que también en esos cuerpos hay una fuente de placdr. Todos llevamos recuerdos de nuestra juventud, de todo lo que fuimos aprendiendo, viviendo. La vida, la mejor escuela. Felicito a todos los que como ustedes, como yo, somos capaces de recordar todo lo bueno que hemos vivido y que hoy constituye nuestra experiencia, los que ya tienen 40, los de 50, los de más, no importa. Un abrazo para todos

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    1. Esas experiencias de vida nos han ido formando como seres humanos, con su carga buena y menos buena. Bonitos recuerdos los que guardas. Un abrazo

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Gracias por compartir este viaje

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