Hoy me queda el tiempo de la lectura. El sol se desborda por la biblioteca, iluminando los libros que duermen en las estanterías. Tumbado en el sofá releo por enésima vez Memorias de Adriano de Marguerite Youcernar.
Sentir de verdad el amor de un hombre con sus complacencias y delicias, con la pasión que vivieron Adriano y Antínoo pero sin la fragilidad del adiós sobrevenido, es destello que inunda la blanca luz que entra en mí vida.
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