UNA FOTO MAL ENTENDIDA

Puede que alguno piense que la entrada de ayer es repetitiva, que ya he hablado en otras ocasiones de seguir caminando, de ser uno mismo. Como sea que todo tiene una explicación lo mejor será exponer el porqué de seguir en el camino. 

Alguno de vosotros ha llegado al blog vía mi perfil del Facebook que, con el mismo nombre, Germán Soler, también ha servido para canalizar mi vida. Hará más o menos un mes pensé en cambiar la foto del perfil que tenía por otra propia. Me sentía más seguro de mí mismo y era el momento de dar nuevos pasos. Hasta entonces había utilizado fotos encontradas en internet con las que me sentía identificado en cada una de las etapas, los miedos impedían ser yo. 

La foto del malentendido

Sin más pensar, subí una foto de mi barba, la que acompaño a esta entrada. Cúal sería mi sorpresa que, en ese poco lapso de tiempo, he tenido cientos de peticiones de amistad. Y como uno no cree en la censura, es mas tengo tendencia a la empatía, pues acepte todas las peticiones de amistad, pasando de unas trescientas a las más de mil quinientas actuales. Muchas de ellas provienen de países árabes, de África y de América, aunque hay muchísimas de España y otras de Europa, y eso que aquí si no te ven la cara es difícil que te pidan amistad o que te acepten si efes tú quien la solicita.

Y aquí ha llegado el problema. Sin pensarlo, por el solo mero hecho de aceptar la solicitud y sin medias un saludo, o unas palabras de por medio, te hacen videollamadas, te envían fotos de su polla o te envían mensajes de profundo amor, algunos en idiomas que no llego ni a entender. Puedo comprender que en sus países la sexualidad no se vive con la misma libertad que aquí, y que se necesite entablar amistad con otros como una vía de comprensión, naturalidad y escape a tanta presión. Pero, sinceramente me he sentido agobiado con tanto mensaje, pero lo peor ha sido la intimidación de algunos españoles que te inquieren, te preguntan de primeras si eres activo o pasivo, quieren sexo cibernético y que desean conocerte sin atender a tus propias explicaciones, hasta el punto de llegar al insulto o la falta de respeto, no llegando a entender que No es No.

No entienden o quieren comprender que uno debe poner sus propias reglas y no dejarse llevar por las de los demás. Ya pasé por ahí hace unos años, llegando a cerrar todas mis redes sociales. Tengo mis obligaciones y no puedo pasarme todo el día colgado al ordenador contestando menajes sin parar, participando en conversaciones que no van a ningún sitio, que fue precisamente lo que me pasó ayer.

Así que me cabreé tanto que decidí cerrar el perfil del Facebook, el de Instagram e incluso abandonar el blog. Cuando iba a hacerlo me di cuenta de mi error, quizás era yo el que de forma inocente había provocado malentendidos. Lo mejor era cambiar una foto de perfil que podía llevar al engaño, por otra de internet con la que me identificara. Pensado y hecho, espero haber resuelto tanta presión.

Mucho debí agobiarme para pensar en cerrar incluso el blog, he de reconocer que este viaje me da vida, que conversar con vosotros, contestar a vuestros mensajes o simplemente saber que estáis ahí me da fuerzas. Gracias amigos por viajar conmigo.

So pena de ser repetitivo, he tomado aire para seguir.