Se acaba el verano del 22. Un verano de reencuentros, reuniones, abrazos y saludos intermitentes. Aún hay gente a la que le cuesta dar un beso, estrechar una mano o simplemente esbozar una sonrisa.
Para mi ha sido un verano de mucho trabajo, dormir poco y anhelos de mar. A pesar de todo pude escaparme a su lado un par de días, dejando el bañador sobre la arena para disfrutar de la naturaleza en toda su intensidad.
Dicen que nos esperan unos meses duros, de encarecimiento de la vida, revueltas y quien sabe qué. Mis deseos son todo lo contrario, para que nos llenemos de alegría y renacimiento, de paz y mucho amor.
Mientras pueda estaré por aquí compartiendo nuestra esencia, nuestra dualidad de hombre. Siempre dejando el bañador sobre la arena de la playa.
Tiempos inciertos los que nos esperan en el futuro, Germán, amigos. Rayos de luz y esperanza en mejorar las cosas van siendo escasos. Pero no los perdamos, espacios como éste de tu blog son un alivio, una luz, que no debemos apagar. Por eso, sigue así, y aquí, querido amigo, con nosotros y contigo. Un abrazo . Enrique.
ResponderEliminarMe alegra saber de ti. Seguimos por aquí y por allí. Un abrazo.
ResponderEliminarYo tambien, Germán. Pasa el tiempo, ocurren cosas, días tranquilos, dias estresantes..., un poco de todo, querido Germán. Pero siempre se produce el alivio del que hablo mas arriba, aún repitiendo la lectura de padajes anteriores. Te lo dije: tienes dotes de escritor, aprovéchalas. Un abrazo, me alegro mucho de "hablar" o escribirnos contigo despues de bastante tiempo. Enrique.
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