Estos días con el cambio horario
solo hago que pensar en mitigar el desatado cansancio durmiendo. Dormir
acostado, de pie, armado, sin presencia o pegado en el techo. El sueño me
invade acabando por convertirse en un horror que me atrofia, me atosiga, me
envuelve en cada momento del día.
Solo es una hora que le han
robado al día, tan preciada que atraviesa nuestras vidas como una flecha que
rasga en dos nuestra presencia. Hasta el aire no sabe si llorar en gotas de
lluvia o reír en rayos de luz.
Y eso, que prefiero los rincones
dorados, que los días alarguen. Ya el sol me estremece en ganas de playa, pero
mis ojos se cierran en consistentes sueños partidos por esa punta que se llama
solo una hora. Por suerte en esos sueños apareces tú, en aquella mañana que
quisimos hablarnos en una cervecería del centro.
Regresa tu proposición de compartir una habitación en los apartamentos de los sueños rápidos, donde los espejos envían presencias pegadas al techo, en las paredes y en las miradas de los otros. Donde el agua invade los cuerpos antes y después de la entrega. Donde las manos olvidan todo para traspasar las fantasías creadas en los soplados sueños. Donde el sexo penetra carnes abriéndolas en placeres que nunca han de ser sueños, porque son el momento.
Irse del sueño es como perderte,
como no dejar que tu boca invada la mía, como prohibir que un dedo recorra el
lomo seducido y anhelado desatando goces hasta en quien oye. Ahora no sé si soy
yo quien quiero dormitar por soñarte o es solo una hora quien me hace dormitar
para evocarte.
Lo único real es que hasta que mi
cuerpo deje de adormecerse te tengo semejante en mis sueños, que para cuando me
adapte al cambio de una sola hora, volveré a verte pegado a mi en las paredes y
en el techo de aquella blanca habitación en la que américa y el alcor se daban
la mano con apetencias de placer.
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Sorprende que de un hecho tan trivial como el cambio de hora, seas capaz de componer un relato tan lleno de sentimientos como este.
ResponderEliminarMe ha encantado, Germán.
Saludos.
Gracias amigo. Me encanta que te haya encantado. Soy de los que cree que los sentimientos se encuentran en todo, en un cambio horario, una piedra, una sensación o un café. Solo hay que dejar el corazón abierto para que lleguen.
EliminarUn abrazo.
Conozco muchas personas a quienes este cambio de horario les sienta fatal, como tu dices: sueño y más cansancio del habitual hasta que se acostumbran. Sin embargo a mi, desde pequeñito, me ha pasado justo lo contrario: es como si saliera de un pequeño letargo y mi cuerpo se activara mucho más. De momento, Germán, sigue disfrutando de tus sueños ;)
ResponderEliminarA mi el cambio de primavera siempre me ha sentado de maravilla. Más luz, más tiempo para disfrutar, para sentir. Pero esta vez no sé que me ha pasado que es como si estuviese aún aletargado, como el invierno. Espero que me pase pronto, jejeje.
EliminarAl menos tu sigues disfrutando activando tus energías, que por lo que te leo son muchas y buenas.
Un abrazo amigo.
Me encantó esta frase "Ahora no sé si soy yo quien quiere dormitar por soñarte o es solo una hora quien me hace dormitar para evocarte."
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Javi. Precisamente esa frase salió directamente desde dentro. Y no es que el resto no lo sea, pero a veces al acabar de escribir el texto lo reviso y cambio algo, alguna expresión o palabra. En ese caso es visceral.
EliminarUn abrazo amigo.
Sacarle la poesía a un coñazo -con perdón- tan monumental como el cambio de hora está solo al alcance de poetas redomados...yo esta vez lo he llevado fatal, aunque tuviese el talento que tienes y se me hubiera ocurrido hablar de ello tu no me hubieran salido más que exabruptos que no te voy a repetir porque con lo del "coñazo" ya ha habido bastante, jaja.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Jajajaja.... se agradece tu expresión. Cada uno nos expresamos de una manera, y la tuya a mi me resulta francamente genial. No cambies nunca.
EliminarGracias amigo por lo del "talento". Hace sentir bien.
Un abrazo.