Nunca debemos perder la pasión,
el deseo, el placer de acariciar una piel, aunque sea la propia.
Hay momentos en que el estrés, el
desanimo u otros motivos nos llevan a abandonarnos, a no motivarnos, a no
excitarnos. No me refiero exclusivamente a nuestras relaciones de pareja, o a
las buscadas con otros. Hablo de los encuentros con nosotros mismos por nuestra
propia soledad, en ausencia de la pareja o por la imperiosa necesidad de sentir
más placer
al no ser suficiente o satisfactorio el recibido.
La ausencia total de sexo puede
parecer no ser importante, pero lo cierto es que esa actitud no es positiva
para nuestra mente y cuerpo, a no ser que hayamos llegado a un momento de tanta
trascendencia energética en nuestra vida que no nos sea vital. Para el resto de
los humanos, el sexo nos da poder, autoestima, atrae al dinero, el éxito, las
energías positivas, nos da alegría, delicia, gusto, placer.
Recuerdo el descubrimiento con
uno mismo. Siempre dispuesto para sentir la propia virilidad, jugueteando con
las manos, deslizándolas con ganas hasta que te invadían espasmos de placer,
llegando incluso hasta alcanzar la barbilla o la misma cara con el esperma. Era
el fruto del ímpetu juvenil.
Ahora cuando se da ese momento de
intimidad con uno mismo, todo es diferente. Ya no hay prisa, se busca para
sentir, para detenerse en la misma piel, con caricias que nos consumen en
ardiente fuego. A mi me gusta al despertar de un día sin prisas, cuando los
sueños de la noche han alimentado nuestra libido, creciendo en dureza el pene y
las manos juegan sin prisa, halagando el tronco, humedeciendo con el dedo
mojado en saliva el glande, abrazándolo hasta que el placer se hace sublime,
alcanzado un blanco y húmedo orgasmo.
Si tenemos a mano un aceite tibio
con el que recrearse, el goce se magnifica hasta extremos únicos, sensoriales.
Incluso la mano se convierte más audaz descubriendo puntos de placer ocultos. Son momentos únicos, que nos
ayudan a conocer nuestro cuerpo, a liberarnos cuando estemos con otros,
descubriéndoles que nos hace gozar, gemir hasta el deleite.
Después de tantos años aún hay
sensaciones encontradas, nuevas, pero tan gratas que transitan por mi cuerpo
seductoras, generadoras del más bello placer. No dejes nunca de descubrirte.
Eres el mayor tesoro que tienes. Cuídalo, reverdécelo, mímalo para que siempre
este fresco y lozano.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará
inmediatamente
...me han dado ganas de instalarte una cámara oculta en el dormitorio para grabarte en acción durante uno de esos despertares, ¡mecagüen tal que sofocos!..pero sí, es verdad, tenermos que aprender a querenos mucho a nosotros mismos,en todos los aspectos pero en este ¡también!
ResponderEliminarUn abrazo (acalorado, pensando en el aceitillo y los lugares ocultos, buffff!!!)
Mejor será que vengas y compartimos ese momento en directo, que a mí eso de grabar imágenes intimas como que no, jajajajajaja
EliminarUn abrazo
Oye, después de leer el post la pregunta es obvia: Eres tú el de las fotos?
ResponderEliminarPorque si es así, estás tremendo. Y si no lo eres...está tremendo igualmente (sea quien sea).
Saludos, Germán.
No! no soy yo, aunque podría pues me parezco bastante al de las fotos. Esa es una de las razones por las que me sentí atraído al verlas, jejejeje
EliminarUn abrazo
Pues me reafirmo en lo dicho: Si te pareces al de las fotos...estas tremendo! jejeje
EliminarSaludos.
Habrá que tomar ese café, jejejejeje y conocernos, que apetece conversar contigo.
EliminarUn abrazo
Que no se te olvide tu barriguita cervecera, jejejeje
ResponderEliminarSaludos querido amigo
jajajaja un abrazo con cerveza
EliminarEsto de lo que nos hablas me acompaña desde que tengo uso de razón... la he practicado para satisfacción sexual, desestresar, para sentirme querido aunque solo sea por mi. En la mañana coincido contigo. Quizás porque antes de dormir pienso que al despertar tendré a mi lado eso que añoro y cuando amanezco el cuerpo está preparado. Un amigo me inició en el uso del aceite. Lo he probado y, ciertamente, incorpora nuevas sensaciones. Esta práctica es mi más vieja pero siempre joven amiga de mi cuerpo y de mi sexualidad.
ResponderEliminarCuánto me reconozco en esta entrada. Esta práctica ha sido mi compañera en este viaje desde que recuerdo. Como forma de vivir mi identidad sexual, por estrés o como una forma de meditar o de estar en contacto con la naturaleza ha sido parte de mi. No he tenido ninguna hora especial pero sí que la noche como un deseo de compartirla con otro hombre o la mañana por soñar que despertaba con él han sido mis mejores escenarios. Gracias a un amigo incorporé el aceite de almendras y como dices fue un elevar el nivel de placer y de satisfacción. No perdamos el placer de sentir como uno se sabe hacer sentir. Saludos.
ResponderEliminarLas buenas costumbres no hay que dejarlas, y esta es de las mejores, con aceite, sin aceite, sin prisas, con rapidez, en solitario o acompañado por una mano amiga, sea como sea nos brinda grandes beneficios en la salud y en la mente. Un abrazo amigo
Eliminar