Tus párpados se funden con los
míos en un abrazo de dedicado deseo. No hace falta mirarse a los ojos para
complacerse con los sentimientos. Aquellos que se desataron una tarde entre
unas cañas de agua calmados por el sonido del mar y la calidez de la arena.
Septiembre candente de encuentros
suspirados y encontrados. Abrazos de hombres entre furtivos pliegues, desatando
la vitalidad encandilada entre los dedos que rondan esencias de macho anhelado.
Desde entonces no hace falta
mirarse a los ojos para gozar de tanto vigor encerrado. Solo basta la cercanía
de la piel desde la distancia, dormitar deliciosamente sobre el compañero desde
el retiro, o sorber los ansiados labios aislados por ciudades que no se miran.
La tarde brota balanceante sobre
cuerpos silenciosos, desnudos en la piel, jugando con restos del pasado como la
brisa lo hace con los juncos en la playa. La tarde brota separando en
afluencias nuestra presencia deseada. Solo queda tiempo para el recuerdo de lo
que se anhelo y quedo anclado, varado en mitad de aquella tarde de arena, sal y
agua.
¡Tan poco hubo, y tanto fue!. Emociones
que perduran en lejanía calmando sueños abiertos de ojos, porque ahí los párpados ya no se cierran en vanos espejismos sino que se abren en ansiadas presencias.
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará
inmediatamente
La esencia de un encuentro que se marcó en mí, dejando una dulce cicatriz en el alma. Pudo haber sido sórdido pero fue tan bello como tú lo describes: encontré un amigo. Nada menos.
ResponderEliminarTus palabras han provocado emoción al hacerme rememorar mi propio encuentro del que ya, pasado el tiempo, casi sólo quedan impresiones. Bien podrías haber sido testigo del mismo...
Salud a todos!
Hay encuentros que marcan nuestra memoria con agrado, los hay también que al contrario. Mejor recordar los que fueron bellos. Soy de los que opinan que mejor aprovechar esos instantes, entregarse con sinceridad y complicidad. He vivido ya demasiados de los que me arrepiento de no haber sido más audaz.
EliminarYa me gustaría formar parte de alguno de vuestros instantes, de compartir este viaje con intensidad. Unos estáis lejos, y los que quedan más cerca no hay coraje para hacerlo. Así que estamos como estamos, jajaja
Un abrazo amigo.
Hay recuerdos como este con un significado especial que se preservan como algo valioso en la memoria y a los que solemos volver para rememorar por unos instantes el amor, el dolor y la ternura. Es bueno tenerlos porque a fin de cuentas el que existan te demuestran que no has pasado de largo por la vida, que estás vivo, pero tampoco es bueno dejarse prender por la nostalgia que acarrean.
ResponderEliminarUn abrazo grande, y mucho ánimo si andas con las defensas un poquito bajas, ¡aupa, hombre!
Estás en lo cierto. La nostalgia no es buena, ya que nos hace vivir anclados en el pasado. Lo único cierto es que de repente ves una fotografía, paseas por un paisaje, un olor, un sabor, y te viene el recuerdo de un momento, de una persona, de un instante de vida. Y te enardece, alegra tu cuerpo y tu mente.
EliminarEstoy bien amigo, de verdad. Es este cambio de hora que me llena al anochecer más tarde pero que me desorienta un poquillo. Todo anda mucho mejor que en años.
Un abrazo amigo.