Sábado dispendioso de sol. Me encuentro solo en brazos de mi propio rectángulo. Si no fuese un viajero inmóvil, buscaría unos recios brazos a los que aferrarme.
Estoy seguro que los encontraría al calor de la mascletá,
paseando por el río que ya no es río, o por la playa de los sueños.
Salto de la cama lentamente como para no hacer ruido. Me
miro en el espejo, y al costado hay una bella mujer de oscuros cabellos y
blanca alma. Su reflejo se difumina en mi reflejo. Demasiados días ausente por
el trabajo, solo su voz me calma, vigilante y cuidadosa, desde el teléfono.
Corre marzo en plenitud y yo me sumerjo en mi mismo para
seguir navegando en solitario.
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Viajero inmóvil, pero en el plano físico solamente, que tu mente, tu corazón y tus sentimientos no paran, ¿no lo ves? y siempre terminan aportanto cosas nuevas...y eso es bueno, porque inmóviles-inmóviles solo lo estamos cuando hemos palmado y para eso ¡esperamos que falte mucho tiempo!. Así que sigue navegando, aunque a ratos sea en solitario y algunas playas solo te atrevas a mirarlas desde lejos :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonitas palabras para este viajero inmóvil que deja volar su mente llena de inquietudes y deseos. Otro abrazo para ti.
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