Esta tarde de primavera llueve aterrorizando mi piel. Las
gotas de agua golpean el cristal de la ventana como los pensamientos golpean mi
mente. Hasta siento que el frío se desmaya en mi aletargado cuerpo. El momento
se hace propicio a la reflexión. A pensar en mi, que hay cosas que están ahí,
aunque uno quiera reprimirlas.
Cada gota de lluvia las grita con tanto fuerza, que al caer
en tierra salpican mi interior. ¡Así!, mojado, sediento de agua, silenciando
mis deseos, pienso que hay días que vivo sin vivir en mi, en un mundo de negaciones
y sinsentidos. ¡No!, no trato de emular o copiar a Santa Teresa con sus
palabras cuando dice:
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida
espero,
que muero porque no
muero.
Esta mañana hablaba por teléfono de ello con un amigo
andaluz. Está pasando también por momentos que no comprende, y más, si se suman
de repente desencuentros con su pareja. Se hace complicado vivir nuestra vida de
silencios, y más, cuando hemos construido otra junto a nuestra esposa en la que
no cabe un solo resquicio. Verdaderamente es maravilloso compartir todo con tu
pareja, pero como mi mujer me dice, ya desde nuestra experiencia, no se debe
contar todo, no se debe compartir todo. Ella y yo hemos aprendido en estos
últimos meses a sacar momentos para cada uno. Salir a cenar con tus amigas/os,
pasear en soledad o ir al cine solos si al otro no le gusta esa película, o
simplemente tener un momento para estar en soledad. Como mi amigo andaluz,
construí la vida pendiente de mi mujer, lo que puede ser un gran error, ya que
si un día se cortase ese hilo, me estrellaría con la velocidad de la luz sobre
el mundo. Quiero estar a su lado, ella dice que quiere estar a mi lado. Juntos
podemos ser felices. Se que lo somos desde el respeto al otro, dejando que viva
sus momentos ocultos, que no han de ser de sexo. Pero respirar solo lo puede
hacer uno. Imposible que lo haga otro por ti.
En nosotros, más que nunca, se hace patente la necesidad de
ser, de respirar sin asfixia. Pero hay que tener cierta precaución cuando
disfrutemos de nuestros momentos, sobre todo en la red. Por mi parte, creo que
estar sentados en el sofá con nuestra mujer o familia, compartiendo nuestro
asueto con el móvil en la mano recibiendo información de nuestros amigos, es
más perjudicial que darle un abrazo al amigo. No lo he hecho nunca, pero
conozco muchos casos que se han agriado por ello. Cuando se está con ella se
está, por muy monótonos que nos parezcan esos instantes. Si necesitas tu momento
de soledad para compartirlo con quien quieras o contigo mismo, búscalo. Verás
como te hará respirar profundamente, con aire fresco. Y cuando digo compartir
no me refiero exactamente en el plano físico, que para quien lo necesite
también.
Nos quejamos a veces de que nuestra vida es monótona, pero
como dice otro amigo catalán, lo excepcionalmente bueno son esas épocas
monótonas, en las que a simple vista todo va sucediendo con extrema normalidad,
pero vistas fotograma a fotograma, descubres momentos realmente hermosos. Un
café en una terraza viendo pasar el tiempo, la lectura de un libro que nos
apasiona, un paseo por el monte o tomar la cerveza con los amigos forman parte
de esa monotonía, pero también de ese aire que se respira en libertad.
La lluvia cae en la anochecida tarde a ráfagas, unas veces
fuerte y ruidosa, otras débil y agradable al oído. Me siento como ella, queriendo
unas veces libertad para volar sin ataduras y otras vivir en mi atada monotonía.
Así que mejor vivir mi vida con esperanza y ganas, que si no lo hago yo, nadie
va a hacerlo por mí.
Irremediablemente me acompaña el sonido de la lluvia
golpeando el suelo. Es hora de poner música al momento. Suena, una canción que
me ha enviado un amigo mejicano del grupo danés Moi Caprice. Escuchar Wish
You Were Her es compartir con él, con todos vosotros, la energía que nos
ayuda para que nuestras penas se esfumen. Esta tarde siento que me mojan el
cuerpo y el alma mis silencios, respirados con mis amigos en la distancia. Deciros
que me siento feliz con vosotros. ¿Te apuntas?
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará
inmediatamente
siempre me apuntare a acariciar el alma..siempre..
ResponderEliminarsiempre... encontrando sensaciones
EliminarMe apunto, si. A la amistad y sus momentos saboreados aunque sean en la distancia y, también a la vida tranquila, que va pasando, a veces bien, otras no tanto. Procurando estar siempre despierto a detectar y presto a saborear esos instantes de felicidad. La cual no viene en pack todo incluido, como pensamos en la juventud, ni a la cual tenemos derecho por real decreto, (como a veces nos pensamos),, se ha de luchar y ganar instante a instante. Instantes muchas veces sabiamente camuflados en esa monotonía.
ResponderEliminarAsí es Dubte, en la monotonía hay muchas sensaciones, mucha vida, solo hay que saber saborearla.
EliminarDe todo lo que dices me quedo con la observación de que es verdad que la monotonía a veces se hace cuesta arriba, pero cuando echas la vista atrás sea por haber perdido algo muy integrado en tu vida o por el simple placer de hacerlo, descubres que está conformada por un montón de detalles preciosos. Y es una lástima que solo empezamos a valorarlos cuando ya los echamos de menos.
ResponderEliminarEs más fácil permanecer infeliz que encontrar la felicidad en una charla, en un paseo, o la sonrisa de un desconocido. En esas pequeñas cosas que acontecen cada día y que no atendemos desde el corazón. No debemos esperar a que nos pongan al limite para apreciar lo hermoso de ciertas monotonías. Para ello están nuestros amigos los ángeles, como tu.
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