Pintar de colores mi espacio
Tantas nubes en el cielo, tan
gris ha sido esta última semana que he decidido pintar mi mundo de colores.
Ayer saque del maletín un spray para colorear mi espacio, mi vida. Para ello
solo tuve que hacer una cosa, no pensar tanto para dejar que la vida me
sorprenda. Me ayudo mucho un buen amigo, que con su sabia paciencia siempre
está a mi lado.
En efecto, si tuviese que pintar
el miedo con un color, sería el gris. Gris plomizo, pesado, ausente… Un gris
que se muestra neutro, con una indiferencia doliente. Un gris que es sospecha,
desconfianza, turbación, desasosiego. Un gris que es miedo a todo. ¡Bueno! a
muchas cosas que me inquietan desde este lado. Entre ellas a caminar por la
calle con un amigo, sentarme a charlar con él o darle un abrazo. Pienso que si
lo hago, en ese instante se detiene la escena para que todos puedan mirarla con
avidez para leer en mis ojos la verdad del momento. Que en aquel café que
estamos tomando en una terraza con un caliente sol de primavera hay algo más
que sueños e inquietudes.
Al pintar el momento con los
colores de la placidez, he dado naturalidad a estar con un amigo hablando de
situaciones que nos seducen. Me ha costado de entender que otra cosa es que
esas situaciones acaben siendo una realidad.
Dicen que lo mejor de la vida
nunca se planea, simplemente sucede. Mi vida nunca ha sido planeada, solo ha
sucedido. Sin duda el balance es de lo mejor, extremadamente positivo. Seguiré
dejando que suceda, solo así será excelente.
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inmediatamente
Pensé que iba a ser un post un poco gris y en realidad ha sido todo lo contrario.
ResponderEliminarEstás muy bien, y me alegro mucho.
Un abrazo.
Voy aprendiendo a pintar de colores mi aliento, sin estridencias ni arrastres, solo con la tranquilidad de mi pensamiento. Aceptarse es quererse, y aunque parezca manido, es una verdad verdadera.
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