lunes, 15 de septiembre de 2025

DOS AÑOS DESPUÉS


Tras más de dos años de encuentros, correos y conversaciones telefónicas, un amigo viajero me insiste en que cuente su historia, en que ponga en palabras cómo han cambiado las cosas para él.


Está casado con la mujer que quiere y es padre de dos hijos maravillosos. Vive en el interior del país y trabaja como gerente de una empresa que exporta la mayor parte de su producción. Ese trabajo le obliga a viajar con frecuencia, a recorrer aeropuertos, hoteles y ciudades que apenas conoce por las ventanillas de los taxis. En ese ir y venir también empezó a frecuentar locales de ambiente gay, aunque según cuenta, solo como espectador.

Durante mucho tiempo, esas noches en hoteles eran solo eso: silencios, trabajo y televisión encendida para no sentirse solo. Pero poco a poco comenzó a rondarle una inquietud que no podía ignorar: se sentía atraído por los hombres. No era algo nuevo, pero en la rutina familiar había logrado esconderlo bajo capas de obligaciones y rutinas. Lejos de casa, en ese espacio suspendido que son los viajes, su propia verdad comenzó a pedir salir.

Al principio fue sobre todo confusión, aunque nunca llegó a sentir miedo. Entraba en locales de ambiente gay o en saunas sin atreverse a nada; miraba, escuchaba, sentía la contradicción de sus deseos. Se preguntaba qué le estaba pasando, si era solo una fase en su vida. Buscaba respuestas en internet hasta que un día encontró este blog y se vio reflejado en los distintos posts. No era solo morboso ni sensacionalista: hablaba con calma y respeto de sentimientos y experiencias. Se sintió comprendido y, sin pensarlo mucho, escribió un correo contando sus vivencias. Así empezó una relación de amistad y confidencialidad que permanece hasta hoy.

Un día me dijo que iba a pasar por Valencia, que le gustaría conocerme. Quedamos una calurosa tarde de julio en una terraza del centro. Tomamos una cerveza fría y hablamos de aceptación, de la necesidad de experimentar para aclarar sentimientos, de nuestra bisexualidad y de tantas cosas que nos inquietaban a los dos. Por primera vez sintió que no estaba solo en nuestra dualidad de hombres casados. Nos despedimos con un abrazo, con la sensación de que volveríamos a vernos.



Dos meses más tarde me dijo que su trabajo le traía de nuevo a Valencia. Desayunamos juntos, paseamos por el centro y le animé a ir a la playa nudista para romper tabúes. “Nunca he hecho algo así”, confesó, con el corazón acelerado. Pero aquel día, impulsado por la confianza, aceptó.

Al llegar, el viento olía a sal y a libertad. Se quitó el bañador lentamente, con vergüenza. Le temblaban las manos y miraba de soslayo. Sin embargo, al sentir el sol y el agua en su piel sin barreras, algo dentro de él se aflojó. Sonrió con la cabeza alta. Me dijo que era la primera vez en mucho tiempo que se sentía en paz consigo mismo.

Pasamos un día maravilloso y bien entrada la tarde nos despedimos con otro abrazo. No hubo nada más, aunque ambos sabíamos que había tensión y sentimientos en juego.

Aquella experiencia le marcó tanto que al día siguiente, antes de volver a su ciudad, volvió solo a la playa, sintiéndose libre de mirar y ser mirado.

Al regresar a casa se permitió experimentar sentimientos y reconocerlos sin vergüenza. Sin prisas, con tiempo, hasta que conoció a otro hombre casado con el que mantiene una relación estable y abierta, lo que le ha permitido conocer a otros hombres y entenderse mejor. Sigue queriendo a su familia, cuidando su matrimonio, pero también cuidándose a sí mismo.

No ha sido un camino fácil. Hemos aprendido -él y yo- que la identidad no es un punto fijo, sino un trayecto; que se puede querer y ser honesto a la vez; que los miedos, si se enfrentan con respeto, se transforman en libertad interior.

La semana pasada comentamos como ha cambiado su vida en estos dos años desde aquel primer correo y, como al mirar atrás, ve un camino lleno de dudas, aprendizajes y valentía. 

Dice que ha dejado de sentir vergüenza por lo que es, que sigue aprendiendo. No tiene todas las respuestas ni sabe que le deparará el futuro. Pero sabe algo importante: ya no vive escondido en sus sentimientos.



..................................................................

Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará

2 comentarios:

  1. Leer e imaginar la historia de vuestro amigo, solo nos puede dar aliento a los miles, quizas millones de hombres atrapados en esta camisa de fuerza llamada heteronormalidad, la cual por costumbres, prejuicios, ignorancia y quizas cuantas razones más, ha quedado rezagada afrontar la bisexualidad en nuestras vidas. Ver como en vuestro caso, relatais de tu amigo, su rapida evolución y aceptacion hacen ver una sanación para quien acepta cruzar ese puente. Lo que relatais, entusiasma a otros que solo se han quedado en temores y crisis de identidad. Muchas gracias por contarnos esta nueva historia. Y felicita a tu amigo por su fuerza de voluntad. No os perdais de acá.

    ResponderEliminar
  2. Sin duda todos quienes te leemos nos sentimos de alguna medida amigos tuyos. Seguir tus historias y reflexiones sobre esto tan bello y tan silenciado tema de la " bisexualidad". Poder tener un amigo y confidente en un tema que no se conversa y nadie lo pone en tapete es a veces un calvario. En ocasiones con mis mejores amigos heteros me dan ganas de contar lo que siento, mis deseos que van mas allá de mujeres hermosas o bien ver una escena pornografica heterosexual donde no solo disfruto con la mujer, sino que viendo la polla del tio , pero luego entro en cordura y me callo, y sigo llevando esta doble vida en silencio.. y en el mas teiste anonimato, solo confiando en que nadie me chantajee o juegue sucio y esto salga ala luz. Sana envidia das al contar de este amigo con el que mantienen conversaciones y son confidentes. Ojalá mas lectores se atrevan a escribir acá y quien sabe el dia de mañana podamos hacer un encuentro aunque sea virtual. Nada mas anhelaria que tener un amigo en este lado de mi vida. Un abrazo y te animo a seguir contando tus experiencias. Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar

Gracias por compartir este viaje

DOS MANOS, UNA HISTORIA

Bajo la tenue luz del amor, sobre la sábana blanca, dos manos se buscan y se encuentran. No hay palabras, solo dedos que se entrelazan como ...