En contestación al comentario del amigo Enrique.
Creo que mi respuesta a tus palabras debe abrirse a la lectura general como una entrada. Considero que es mejor aclarar los tiempos que dejarlos en una interpretación que puede despistar del verdadero sentido de las palabras.
Mucho tiempo sin saber de ti, se te echaba de menos, aunque imaginaba que estabas bien por las sugerentes y bellas entradas diarias en tus blogs, que visiono cuando abro este viaje. Agradezco considerablemente tus palabras de apoyo en la entrada Luna Azul, ayudan a controlar el desánimo y el cortisol, aunque en realidad es el trabajo con nuevos proyectos el que me tiene un poco apartado de este lado. Se están produciendo ciertos cambios en mi vida que deseo y apruebo.
Unos cambios que no afectan al viaje. No puede pararse, sigue con excepcionales viajeros como tú, que me acompañáis siempre, en los buenos momentos y en los menos buenos. Habrá días que las entradas serán más seguidas y otras que quedarán más espaciadas. No es que viva el mejor momento de mi vida, estoy en una encrucijada en la que aun sabiendo cual es el camino adecuado, cuesta encaminarse hacia el, pero vivo el momento con muchas ganas, sobre todo cuando cada día llegan instantes que me llenan de amado placer.
En realidad, no puedo ni quiero apearme de mi vida. Desde que me acepté, me gusta como es, libre y obligada, serena y apasionada, festiva y calmada. Vivo los silencios con avidez hasta que la calma me inunda, encuentro nuevos amigos que no veo tanto como quisiera, amo y dejo que me amen, y bailo, sueño, me ilusiono y vivo.
Siguen mis andanzas completándose en dos aspectos muy distintos de mi vida. Un lado no podría existir sin el otro, coexisten en mi como hombre único y soberano.
Gracias Enrique por acompañarme en el viaje, seguro que el Parque del Retiro bañado por la luna azul emanaría pura magia, esa que nos hace ser felices.
Un abrazo de corazón y piel.
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