Esta mañana, madrugada en Chile, hablaba por teléfono con un buen amigo. Cuando se puede, nos gusta conversar de nuestras vidas, también de nuestras sensaciones y emociones. Es curioso, pero en la lejanía, le siento muy cercano.
En un momento dado, hemos hablado de la soledad con la que vivimos muchos de nosotros tan fascinante dualidad. Entonces me ha dicho que al descubrir el blog, se sintió acompañado en su viaje interior. Supo que no está solo, que no es una especie única, anormal o un ser fantástico, sino que vive situaciones idénticas a las que vivimos otros muchos hombres.
No sabéis lo que agradezco que me digáis esas palabras. Da ánimos para seguir escribiendo, aunque a veces me repita en mis expresiones, pero también me reafirma en que el vivir desde el silencio nuestras inquietudes y ganas nos hace creer que somos raros, incluso que no actuamos de forma adecuada. Y es, que el silencio nos hace llenarnos de soledad, demasiado solos y encerrados en lo que creemos es una mala concepción de la realidad. La educación que hemos recibido, lo mal visto que está en muchos países las relaciones con personas de nuestro mismo sexo, nos hace cuestionarnos nuestros sentimientos. No hace mucho en una conversación con mis primos, uno dijo que eso de sentirse bisexual es una excusa para tapar los vicios de unos pervertidos que solo piensan en el placer del cuerpo.
Indudablemente le respondí sobre lo equivocado que estaba, sin entrar en detalles para no delatarme. Si todos los que opinan como él supieran de nuestro sufrimiento, del dolor que nos causa descubrir que somos bisexuales, de nuestras dudas y culpas, incluso habiéndonos aceptado, estoy seguro que no hablarían tan ligeramente.
Tanto silencio en ocasiones duele, asfixia, hunde, aunque sea la única forma de estar vivo. Un silencio que nos acompañará tanto tiempo como lo necesitemos. En mi caso, solo he compartido mi dualidad con mi mujer. Con vosotros es otro caso, compartimos, vivimos este viaje de silencios soportados, necesarios para salvarnos del abismo del señalamiento.
En este campo, no incluyo a aquellos que desde su libertad no lo ocultan y lo viven con total normalidad. Para los otros, en los que me incluyo, ¡No estamos solos! Un sentido abrazo para todos.
Una triste y actual realidad, soy otro más sumergido en este basto e incomprensible océano de tantas situaciones, sin importar país ni niveles sociales. Y al saber que no estoy solo, doy gracias a la vida por sentirme mejor conmigo mismo. Saludos
ResponderEliminarUn abrazo amigo, nuestras soledades nos unen en un mismo sentir. Bienvenido a este viaje que es el nuestro.
EliminarGermán logró que cada uno de quienes le seguimos vivamos más felices (al menos es mi caso), logrando entendernos, comprendernos y aceptarnos así como somos, seres normales, que pueden sobrevivir en esta dualidad y compartir detrás de un mensaje, testimonio o llamada a miles de km de distancia con otros seres, también normales, a quien no hay nada que ocultar, sino más bien sentirnos libres de contar lo que deseamos, y sin ese maldito y eterno cuestionamiento de definirse sexualmente como A ó B, sino que A, a veces B, y otras veces ambos ( A y B ).
ResponderEliminarNo imaginas lo que te agradezco que dejes esas palabras escritas aqui. Es muy importante para mi conocer que el blog y mis secuencias de vida son compartidas por otros hombres y que les ayudan a sentirse mejor.
EliminarA mi tampoco me gusta etiquetarme, soy como soy y con ello me basta. Ahora bien, si ayuda a otros llamarme bisexual, lo hago. Me gusta la carne y el pescado, la feminidad de una mujer y la masculinidad de un hombre. Me gusta sentirme libre.
Una brazo amigo.