Por fin me he acercado a la playa. Había ganas de sentir la brisa y el sol en mi piel, de absorber el olor a mar.
He disfrutado de mi amigo sin desnudez. Soplaba fresquito, solo unos pocos nudistas se parapetaban entre las dunas o protegidos por toldos mientras absorbían la agradable sensación de unos tibios rayos de sol.
Como él, me he alejado del mar sin prisas. Volveré pronto para dejar por un momento mis huellas desnudas en la arena. Me gusta que el mar las borre con su espuma de blanca agua, en un ritual que es la unión del mar con la liviandad de mi ser.
Que bien que puedas empezar a disfrutar de lo que más te gusta. Que vengan muchos más días de sol y playa. Un abrazo
ResponderEliminarGracias amigo, aunque la brisa era molesta, todo un lujo poder disfrutar de un tiempo de playa. Abrazo.
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