Sin preverlo, el jueves me vi
inmerso en el arranque de la Fiesta del Orgullo Gay de Madrid. Estaba por
trabajo, así que al terminar pronto las gestiones laborales volví al hotel para
darme una refrescante ducha y a disfrutar de la fiesta, eso sí, de entrada sin
más pretensiones.
Había mucha gente moviéndose por
la calle, menos gente congregada en los conciertos. Normal, aún es pronto para
la eclosión de la fiesta. Paseando me encuentro con puestos de información y
análisis de las ETS, de los movimientos y asociaciones LGTB, pantallas gigantes
y escenarios en diversas calles donde actúan reconocidos cantantes. Hasta ahí
genial. Fantástico reivindicar la libertad y el respeto, aunque sea por unos
días, por unas horas. Todo mi apoyo a la organización porque así sea, que aún
queda mucho camino por hacer. ¡Sois unos
campeones!.
Pero de repente empieza a
chirríar algo. ¿Qué hacen esas casetas en plena Puerta del Sol expendiendo
alcohol? ¿Negocio? Tal vez. No lo sé, y espero que no lo sea. Lo único que
pensé es que me había perdido. Ya no me pareció todo tan reivindicativo. En ese
momento Cristina, la cantante de Amistades
Peligrosas, se dirige durante su actuación al público allí congregado con
unas bellas palabras que hablan de integración, de respeto, de libertad. Palabras
que resuenan en mi interior.
Me cruzo con tíos y más tíos que
mezclados entre la vorágine de la gran ciudad caminan en total libertad. Alguna
pareja cogida de la mano, solo una dándose un ligero beso en la boca. Me
encanta vivir ese momento de exteriorización de la voluntad, aunque la mayoría
lleve escrito un cartelito invisible que viene a decir estoy disponible. Así lo
creo sin querer caer a juzgar lo exterior, y así lo deben de creer varios
camareras/os que me han atendido, la chica de la tienda de ropa, el
recepcionista del hotel y otros más que ya no quiero ni enumerar. Porqué donde
vas es como la conversación del día, me refiero a la celebración de la fiesta,
no a la vestimenta o a la presunta provocación en sí. Y, ¡No!, no es homofobia,
todos apoyan al colectivo, pero hay cosas que cantan hasta de lejos.
Cae la noche. En la Gran Vía, un
hombre me entrega una publicidad de un club que está en una calle cercana. En
ella se puede ver a una mujer espectacular. Esbozo una sonrisa de sorpresa. El
hombre me dice que me asegura que son unas mujeres muy bellas, que el me lo
puede confirmar. Sigo mis pasos, pensando que está claro que me ha visto pinta
de hetero entre tantos hombres que proclamaban a los cuatro vientos su libertad
sexual. Camino apenado por esas preciosidades de mujeres que se ven obligadas a
trabajar vendiendo su cuerpo, y lo de preciosidades no lo digo precisamente por
su aspecto físico.
Es entonces cuando decido
retirarme a mi hotel sin más compañía que la mía. Reconozco que algo triste. Preguntándome,
¿porqué como bisexual no me he sentido cómodo con ese paseo por las calles de
Madrid?. Demasiada exhibición de carne. Habrá de todo, por supuesto. Pero creo
que ha costado mucho esfuerzo, y lo que es peor, muchas vidas, por conseguir
reivindicar unos derechos para que en poco tiempo se pueda dar marcha atrás. La
historia lo demuestra una y mil veces con su devenir. No seamos ilusos y
pensemos que siempre viviremos como ahora, con tanta libertad.
Hay que reivindicar la Fiesta del
Orgullo, que se despliegue un arco iris en Madrid pleno de amor y respeto, pero
sin crear nosotros mismos guetos que acaben discriminándonos ante los demás.
Para mi son muy significativas
las palabras de Juan Carlos Alonso, Coordinador General del MADO Madrid Orgullo,
escritas ante el veto de cierta parte del colectivo a los pregoneros del
Orgullo del 2016. Por su interés fue reproducida íntegramente en los medios de
comunicación el pasado 25 de junio. La dejó aquí porqué suscribo todo lo que
dice. Es una forma de dar y ofrecer todo mi apoyo a la comunidad LGTB, a la que
sin duda pertenezco.
"Ayer fue un día muy triste para mí, y mi conciencia y mis
más profundas convicciones me llevan a escribir este texto. Creo en la
LIBERTAD, lucho por ella, y por eso lo escribo.
Hace 24 horas que tuve que tomar una decisión muy difícil, una
decisión que va en contra de algo en lo que creo profundamente: la libertad de
expresión. Asumo esa decisión y no me arrepiento, era lo más coherente,
sobretodo porque afectaba a terceras personas. Mi responsabilidad me obligó a
apoyar la decisión de retirar a los pregoneros de este año del Orgullo, debido
al revuelo montado en las redes sociales por su elección. Era lo más adecuado,
pero me entristece sobremanera la situación.
Después de habérselo ofrecido también a muchas personas que no
podían por diferentes motivos profesionales o personales, cuando les ofrecimos
al jurado de Masterchef realizar el pregón, lo hicimos con toda nuestra mejor
voluntad, sin ningún tipo de interés oculto o segundas intenciones, como
hacemos siempre. Y ellos aceptaron encantados y de todo corazón. Nos pareció
que estas personas –a las que siguen millones de espectadores de todo tipo y
condición– quisieran apoyar al movimiento LGTB, lanzaba un mensaje de normalización
y un avance en la sociedad del arco iris. Eso fue lo que primó a la hora de
tomar la decisión. Evidentemente no son activistas LGTB, ni tampoco gays o
lesbianas o bisexuales o transexuales, ni tampoco se lo preguntamos... Pero
está claro que tampoco son homófobos ni muchas otras cosas que he leído en
redes sociales. Respeto todas las opiniones y está claro que una gran cantidad
de gente se sintió ofendida por la elección de estos pregoneros, y sentimos
haber herido esas sensibilidades....
La polémica suscitada iba a callar lo verdaderamente importante,
que no es otra cosa que el mensaje de que aún queda mucho por hacer. Cuantos
más sumemos en la lucha por el reconocimiento de los derechos LGTB, por el
reconocimiento de los derechos humanos, será más fácil que el mensaje llegue.
Vivimos en una ciudad privilegiada, creedme, en un país líder en los derechos
del colectivo LGTB, y tenemos la obligación de ser la voz de muchos que no
tienen voz, que cada día les ponen la mordaza para que no puedan decir que lo único
que quieren es ser libres, AMAR LIBREMENTE Y SER IGUALES.
Todo esto, y el hecho de que sinceramente creo que los pregoneros
elegidos no se merecían esta especie de juicio sumarísimo puesto que lo único
que hicieron fue aceptar nuestro ofrecimiento, nos llevo a adoptar la dolorosa
decisión de suspender el pregón por temor a que sufrieran abucheos o una
‘cacerolada’. Y, sí, he dicho dolorosa, porque llevo más de 20 años luchando
por la igualdad, por el reconocimiento de los derechos LGTB, pidiendo respeto,
tratando de sumar, de unir, recorriendo medio mundo manifestación tras
manifestación, conferencia de Derechos Humanos tras conferencia de Derechos
Humanos, debatiendo, llevando siempre el mismo mensaje, gritándolo muchas veces
y muy alto: ESTAMOS ORGULLOSOS DE SER
GAYS, LESBIANAS, BISEXUALES, TRANSEXUALES! He ido detrás de cientos de
pancartas acompañado de mucha gente que libremente quería estar allí,
manifestándonos juntos y gritando juntos por nuestros derechos. JAMÁS le pedí a
nadie el currículum, ni una prueba de compromiso con el colectivo, no miré su
pasado, no me pregunté si era o no era gay... Bastaba con que estuviera allí libremente, sinceramente, comprometido y luchando por un futuro
mejor.
Ahora, parece ser que hay gente que se otorga la capacidad de
decidir quién debe estar junto a nosotros y quién no, quién nos representa y
quién no, quién es auténtico y quién no... Y me pregunto: ¿estamos avanzando
hacia la sociedad del arco iris o estamos construyendo una sociedad monocolor
en la que, el que no piensa como yo, el que no piensa como dicta la
‘propaganda’, es excluido del grupo, ninguneado, despreciado, silenciado? Esta
no es la sociedad de la DIVERSIDAD en la que sueño y por la que trabajo cada
día...
Tomé una decisión, repito que considero la más acertada en virtud
de mi responsabilidad, pero NADA NI NADIE me va a quitar mis ganas de luchar,
de reivindicar, de celebrar. Nada ni nadie me va a quitar mi energía, mi fuerza
por poner mi granito de arena para ser la voz de todos aquellos a los que
quieren callar. NADA NI NADIE me va a quitar mi ‘ORGULLO".
Leyendo las palabras de Juan
Carlos Alonso, uno se pregunta que si los mismos derechos que reivindicaba tan
acertadamente la cantante Cristina desde el escenario de la Puerta del Sol, son
los mismos que le han concedido muchos gays a Master Chef vetándoles como
pregoneros de la fiesta, cuando nos han mostrado su apoyo desde el concurso. En todos los
aspectos y direcciones no vale el que si no opinas como yo no me interesas. El
ser humano es mucho más precioso, pero hay que verlo desde el interior, no
desde el exterior, y ahora nos dejamos llevar mucho más por lo exterior. Con
esos más de diez mil tuits en contra afirmando que no nos representan, lo que
han conseguido es encasillar al colectivo, cerrando filas en si mismos, porqué esos gays intolerantes a mi no me representan.
Gracias Juan Carlos Alonso, a ti
y a los que como tu lucháis por la normalización. Gracias por defender lo que
es justo y legal ante quien no quiere admitirlo desde su posición extremista.
Gracias por vuestra imparcialidad y lidiar también contra los que desde su
ignorancia y rencor pretenden crear una sociedad discriminatoria con nosotros mismos. El camino aún sigue siendo arduo. Estamos aquí para luchar por la
libertad de todos, sin distinciones de sexo, ideológicas, religiosas o sociales.
Totalmente de acuerdo con lo escrito, no quitaría ni una sóla coma. Sólo añadir que en relación con esto, estarían los abucheos, pitos, y golpes que recibieron simpatizantes de Ciudadanos en la manifestación del orgullo en Valencia y es que parece que en el "mundo gay" hay bastante menos libertad que la pregonada...
ResponderEliminarLamentable!, como el cartel de la manifestación gay que hemos tenido que sufrir en Valencia. La libertad de ser y amar no tiene color político, aunque algunos parecen olvidarlo.
EliminarUn abrazo.
Que bueno también estuve ahí y lo pase divino y bueno el caso es que pienso que los bisexual@s somos los más incomprendid@s lo comentamos bastante esto y todos o casi tod@s pensamos lo mismo en diferencia a la aceptación gay o les
ResponderEliminarHay de todo, pero la mayoría pretenden sacarnos de un supuesto armario, que en realidad no existe. Soy feliz como soy. Sé quien soy. Pedir respeto a tus derechos e invadir los de los demás no es la solución. Todo pasa por un común respeto.
EliminarUn abrazo.
Lo primero, ¡que pena no haber coincidido allí para pasear por las calles madrileñas llenas de "orgullo"!, creo que lo hubiesemos pasado fenomenal :-)
ResponderEliminarY lo segundo que las palabras que transcribes tienen más razón que un santo: el tema de los "pregoneros" del orgullo solo me ha llegado muy de refilón, pero vamos, dejando a un lado el tema de que ellos utilizaran su presencia allí para la autopromoción -que en buena medida es lo que busca todo el mundo cuando se mete en saraos semejantes sea cantante, cocinero, drag-queen o hetero-, pues ¡que pena me da! porque por un lado ellos ( los masterchef ) creo que iban a ayudar sin pretenderlo a dar un paso más hacia esa "normalidad" e integracion que tanto se reclama y que esta celebración llegase más aún a todo el mundo; y después ¡qué pena me da también! la imagen de radicalidad e intolerancia que ha dado toda esa gente del "colectivo" vetando a los masterchef a participar en el evento. Es que me parece que esa actitud de intransigencia y "cerrazón" -por llamarla de algún modo- es justo de la que tanto nos quejamos y contra la que se supone que se está luchando en esta movida del "Orgullo".
Que tienes más razón que un santo, vaya, y conste que no lo digo por el cariño que te tengo, jaja, es que es así y ya está.
Otro abrazo de domingo.
Quéeeeee! que estabas por allí? Anda que pena no haberse conocido personalmente, hubiésemos tenido conversación para largo. Pero no de todo esto, que es importante, pero no tanto como nosotros. Hubiese sido genial compartir en vivo lo que hablamos por aquí, y darnos ese abrazo con el que siempre terminamos las entradas y respuestas del blog.
EliminarHabrá que esperar otras veces. Un abrazo grande.
¡Noooo, no estaba allí!, lo decía por haber estado yo el fin-de anterior pero suscribo cada una de tus palabras desde luego jeje. Ahí va mi abrazo de vuelta :-)
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