lunes, 16 de junio de 2014

Vivir pegados no es bailar


Dos personas que se quieren, que bailan al mismo son, no deben vivir pegados. Si lo hacen corren el riesgo de cambiar su esencia y por tanto de romper su amor.

Vivir pegados no es bailar, es danzar al paso que marca uno de los dos miembros de la pareja. Y de seguro lo menos adecuado para vivir en armonía y plenitud.

Amo a mi mujer, la acepto como es, y ella a mi como soy. Incluso nos gusta no ser totalmente iguales, que solo coincidamos en un noventa y nueve por ciento de cosas. Aunque he de reconocer que hay días en los que por unos minutos no coincidimos tanto, pero por ello no pretendo anularla, ni ella a mí, al contrario, intentamos ver que hay detrás de los gestos que no nos gustan, en el sonido de unas palabras dolidas o en el reflejo de una mirada perdida.

Hemos aprendido a tolerar esos pequeños espacios que nos separan, a respetar los momentos del otro, a amarnos en los nuestros y en los de cada uno, a estar unidos, pero no pegados.



Vivimos nuestro amor sin represión, porque somos conscientes que si le damos alas nuestra relación se resentirá a largo plazo. Ella sabe que su marido vive una sexualidad plena, yo sé que ella lo sabe. Lo hemos hablado en ocasiones, aunque de forma muy sutil, sin discusiones, pues la comunicación es muy importante. Ella acepta dar unos pasos, cortos, calmados sin ser plenos, es decir, sin contacto. Dar mayor libertad a tu pareja supone un mayor acercamiento entre los dos. Es paradójico, pero bien cierto. Cada día que pasa me siento más unido a ella y con menos deseos de recibir el abrazo de un hombre.




------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente

7 comentarios:

  1. Yo he hecho una confesión similar en dos ocasiones a mi mujer. No es que se enfadara sino que tras hablarlo ignoró el asunto, como si no hubiese ocurrido, como si fuese una tontuna mía pasajera. Quiero entender que lo hizo como medida de autoprotección: le estaba confesando algo bastante trascendente para los dos y quizás pensó que eso podía hacer tambalear nuestro matrimonio. No puedo reprocharle nada si pensó así: hay que ser muy cínico para creer que puedes soltar una bomba como esa a tu pareja y quedarte tan ancho, sin esperar ninguna consecuencia.
    En mi caso (y me imagino que en el de los demás casados que recalamos por este blog) el compartir eso con ella, el que sepa que me falta algo que ni ella ni ninguna otra me puede dar, el contar con su consentimiento más o menos explícito para vivir como realmente soy, me haría también más libre, como bien dice Germán. Me haría entregarme a ella como lo hago ahora pero con la tranquilidad por mi parte de que mi vida sexual estaría completa; y por la de ella, la haría comprender que la parte de mí que le pertenece es sola y exclusivamente suya. Esto es fácil de decir, pero ¿quién de nosotros, puestos en el lugar de ellas, estaría dispuesto a compartir en ocsiones a su hombre con otro hombre o a asumir que pudiera estar compartiéndolo en esos momentos en que, sin ningún motivo aparente, no estamos en casa, cerca de ella? ¡Qué difícil es vivir felizmente esta vida de claroscuros que nos ha tocado! Perdonad el comentario-tostón que acabo de soltar, pero las malas rachas emocionales van y vienen y nos atacan cuando menos lo esperamos.
    ¡Salud a todos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Veo que compartimos situaciones. Hay quien se lo ha contado a su mujer y lo han incorporado a su vida intima. Pero hay otros que lo han contado y zasss! divorcio al canto.

      Es complicado. La verdad es que recuerdo muy bien las palabras que me dijo mi mujer una vez: es muy fácil liberarse de una cruz descargando la decisión en otro, ya que uno debe llevarla solo. Creo que con tan poco me dijo mucho. Por eso intento llevarla con la mayor dignidad y alegría posible. No le pertenece a ella, es mía. Y ahora que lo pienso, cada día pesa menos, me es más liviana.

      Eliminar
    2. Sí, es cierto. Tienes razón otra vez. Esa cruz es nuestra y sería una muestra de inmadurez soltar ese lastre para que sea otro (otra) quien lo cargue y nos resuelva la papeleta. Hay que aprender. Como decían los Beatles en una de sus canciones, "Boy, you gotta carry that weight, carry that weight a long time". Pues eso.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Hablar, hablamos. De ello hace años. Y luego llegó un silencio que dura hasta ahora. De ahí vienen todas mis neuras, inquietudes y una sola certeza, que la amo.

      Un día de estos os contaré.

      Eliminar
  3. Cuando he leido el post del día 16 de Junio,no he podio evitar acordarme del poema de Neruda:
    Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
    y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
    Parece que los ojos se te hubieran volado
    y parece que un beso te cerrara la boca.

    Como todas las cosas están llenas de mi alma
    emerges de las cosas, llena del alma mía.
    Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
    y te pareces a la palabra melancolía.

    Me gustas cuando callas y estás como distante.
    Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
    Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
    déjame que me calle con el silencio tuyo.

    Déjame que te hable también con tu silencio
    claro como una lámpara, simple como un anillo.
    Eres como la noche, callada y constelada.
    Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

    Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
    Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
    Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
    Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

    ResponderEliminar

Gracias por compartir este viaje

SOLO PARA TUS OJOS

Para que nadie se quede sin vistas completas, y ante el comentario de Tony, estos momentos van por vosotros y en especial por el amigo itali...