El cielo nublado a ratos abochorna
Al despertar, mis manos se desperezan halagando mi piel. La
recorren con deseo, con ganas, con sabor a ti. Se detienen en mis genitales,
coqueteando con ellos hasta excitarlos entre jadeos y ansías atrapadas. Una
mano se agarra con voracidad al pene, la otra juega con el capullo hasta mojar
su rosado color. Imagino que es tu pujanza la que acaricio, la que moja mi dedo
con deleite.
Solo, en la oscuridad de mi habitación, tu sabor ha invadido
mi boca, explotando en mi interior el placer de tu cuerpo, saltando del mío la
complacencia de lo íntimo.
Esta tarde hemos compartido el espejismo de nuestros deseos
con caliente voluptuosidad y gusto.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará
inmediatamente
Que cálido espejismo...y en ese momento de la siesta además tan proclive al calor, la penumbra y los deseos...
ResponderEliminarEspejismo que alimenta nuestros deseos hasta que un día puedan ser realidad.
Eliminar