En
una de mis primeras entradas al blog os hablaba de mi afición por la historia y
el arte, y de forma especial de la época clásica. Los cánones sobre el ideal de belleza que
crearon los griegos siguen siendo admirables. Basados en la simetría, un cuerpo es bello cuando todas sus partes son
proporcionadas a la figura entera. Al gran Policleto se debe el primer tratado
al respecto que precisamente se llamaba El canon.
Las
mujeres se representaban sin sensualidad, incluso con los pechos pequeños, en
cambio en los hombres, el ideal masculino de belleza retrataba a los gimnastas
y atletas ya que se les atribuían cualidades comunes a los dioses como
equilibrio, voluntad, valor, control, belleza. Cualidades admiradas y
devocionadas por los humanos en sus dioses, héroes o mitos.
No solo era su escultura lo que me atraía. Admiro su arquitectura, su mitología, su forma de vida, su filosofía, su historia... Recuerdo como devoraba con ganas libros de historia o novelas históricas en los que Pericles, Zenobia, Alejandro, Arquímedes, Platón, Filipo, Aristóteles, y tantos otros cobraban de nuevo vida entre templos, academias de filosofía, batallas inmortales o paseos por
Esta
fotografía que he encontrado en Internet me ha recordado la hermosura de la
escultura griega, y aquellos años que van desde la juventud hasta la madurez y en los que al
admirar una obra de arte de un desnudo masculino solo veía las proporciones artísticas.
Ha pasado el tiempo, y aunque cuando contemplo una obra de estas características,
me conmueve su belleza y proporción, también recorre mi piel un escalofrío de
deseo.
Tremendamente bella esta imagen que refleja el reposo de los guerreros con el casco corintio, la lanza y la majaira descansando de agresivas luchas. La miro y siento la necesidad de formar parte de la escena, de fundirme en las líneas de sus bellos cuerpos con el horizonte de un mar siempre amigo.
Tremendamente bella esta imagen que refleja el reposo de los guerreros con el casco corintio, la lanza y la majaira descansando de agresivas luchas. La miro y siento la necesidad de formar parte de la escena, de fundirme en las líneas de sus bellos cuerpos con el horizonte de un mar siempre amigo.
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia.
En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará
inmediatamente
Yo también me fundiría con los dos últimos... :D
ResponderEliminarEs cierto que la última imagen es muy sugerente por la belleza y la proximidad entre esos dos cuerpos masculinos que transmite. Las pasiones -griegas o no- hay que cultivarlas y los escalofríos de deseo es delicioso sentirlos y muy agradable que decidas compartirlos ;)
ResponderEliminarUn abrazo, amigo mio.