viernes, 31 de enero de 2014

Pasión griega

En una de mis primeras entradas al blog os hablaba de mi afición por la historia y el arte, y de forma especial de la época clásica. Los cánones sobre el ideal de belleza que crearon los griegos siguen siendo admirables. Basados en la simetría, un cuerpo es bello cuando todas sus partes son proporcionadas a la figura entera. Al gran Policleto se debe el primer tratado al respecto que precisamente se llamaba El canon.

Las mujeres se representaban sin sensualidad, incluso con los pechos pequeños, en cambio en los hombres, el ideal masculino de belleza retrataba a los gimnastas y atletas ya que se les atribuían cualidades comunes a los dioses como equilibrio, voluntad, valor, control, belleza. Cualidades admiradas y devocionadas por los humanos en sus dioses, héroes o mitos.


No solo era su escultura lo que me atraía. Admiro su arquitectura, su mitología, su forma de vida, su filosofía, su historia... Recuerdo como devoraba con ganas libros de historia o novelas históricas en los que Pericles, Zenobia, Alejandro, Arquímedes, Platón, Filipo, Aristóteles, y tantos otros cobraban de nuevo vida entre templos, academias de filosofía, batallas inmortales o paseos por la Acrópolis. Hasta un viejo profesor me llamaba Demóstenes, aludiendo a unos de los mayores logógrafos y oradores áticos. Aún recuerdo la emoción que sentí al contemplar el Partenón o el Erecteo. Al hollar con mis pies la colina sagrada, me sentí parte de su historia.

Esta fotografía que he encontrado en Internet me ha recordado la hermosura de la escultura griega, y aquellos años que van desde la  juventud hasta la madurez y en los que al admirar una obra de arte de un desnudo masculino solo veía las proporciones artísticas. Ha pasado el tiempo, y aunque cuando contemplo una obra de estas características, me conmueve su belleza y proporción, también recorre mi piel un escalofrío de deseo.




Tremendamente bella esta imagen que refleja el reposo de los guerreros con el casco corintio, la lanza y la majaira descansando de agresivas luchas. La miro y siento la necesidad de formar parte de la escena, de fundirme en las líneas de sus bellos cuerpos con el horizonte de un mar siempre amigo.



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2 comentarios:

  1. Yo también me fundiría con los dos últimos... :D

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  2. Es cierto que la última imagen es muy sugerente por la belleza y la proximidad entre esos dos cuerpos masculinos que transmite. Las pasiones -griegas o no- hay que cultivarlas y los escalofríos de deseo es delicioso sentirlos y muy agradable que decidas compartirlos ;)
    Un abrazo, amigo mio.

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Gracias por compartir este viaje

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