domingo, 21 de enero de 2024

EL HOMBRE




Puede que sea desde que te reconozcas, tal vez en tu infancia o juventud, o en la búsqueda de pareja o en la misma madurez, como es mi caso. Un día descubres que te atraen los hombres, que te gustaría tener complicidad con uno, o que solo te excita tener otro rabo a tu disposición por unos minutos, o incluso el poder enamorarte de un buen tipo, de esos amores para toda la vida.


Entre tanto, escrutas y encuentras, pruebas, experimentas y catas otros hombres buscando no solo el placer, también el encontrarte a ti mismo, conocerte, descubrirte. Una búsqueda que te puede llevar por muchos caminos, algunos muy morbosos y gustosos, pero no deseados y destructivos, otros más apacibles y seguros u otros llenos de angustia y miedos. 


Con todo, es nuestra incesante búsqueda del yo, en la que se nos abren puertas beneficiosas que no vemos, o en cambio descubrimos otras cerradas con siete candados que no son adecuadas y nos empeñamos en ir abriendo, rompiendo o desbloqueando esos candados para adentrarnos en un mundo que no es para nosotros.


Es mi experiencia. Cuando menos he buscado he encontrado a hombres excelentes, honestos, cómplices, extraordinarios. Cuando más me he empeñado en alguno las cosas no salieron bien. Es mi destino, que me ha dado experiencia de vida para encontrar el camino que recorro en estos momentos. 


Puedo decir, que nunca he buscado un rabo, me ha interesado más el hombre del que colgaba entre sus piernas, y si me agradaba su forma de ser me adentraba en descubrirlo. 


Al ver esta fotografía que subió el amigo Franco en su maravilloso blog Vellohomo, y digo bien porque al entrar en sus páginas virtuales encuentras maravillosas perspectivas de la vida, vi reflejado lo que muchos buscan y lo que yo en realidad deseo. 


Sí, percibí de inmediato que el fotógrafo captó aquello que más interesa a la generalidad, una hermosa polla en todo su esplendor, difuminando el resto del hombre. En cambio, concentre mis ojos en el rostro, para detenerme en su semblante, intentando escudriñar sus emociones. En verdad admiraba con ganas su todo. La belleza ruda, sería, y algo distante, sus acariciantes vellos, su musculatura sin traumas, sus largos dedos, las marcadas manos, sus energías abandonadas sobre una cama, en la que parece ofrecerse a otro hombre, aunque su mirada nos diga que preferiría no estar allí. 


El visual me dice que en otra situación una sonrisa suya ha de despertar ternura y pasión. A mi entender, es lo único que le falta en la fotografía para ser el hombre perfecto.


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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente.

2 comentarios:

  1. Mucha energía hay en esa foto.. gracias por compartir tu comentario y tan potente imagen.. un abrazo

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Gracias por compartir este viaje

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