La vuelta de septiembre

No es una vuelta por vacaciones, más bien un reencuentro con vosotros tras un tiempo de descanso. En España es generalizado tomar vacaciones en los meses de julio o agosto. La gente viaja, se refugia en la montaña o se sumerge en el bullicio de las playas. Es tiempo de desconexión.

En mi caso, por el trabajo de mi mujer, he viajado unos días hasta la casa familiar en un pueblo de montaña a unos kilómetros de una gran ciudad. He aprovechado para dar largos paseos acompañado por el sonido borboteante del agua en fuentes y riachuelos. Curiosamente, teniendo la playa tan cerca, solo he estado un par de veces y me he movido por la ciudad que habito con bastante frecuencia. Recordar que la fiesta de las Fallas ha sido este año por la pandemia, a primeros de este mes septiembre.

No han sido unas vacaciones al uso, pero sí unos días en los que he intentado desconectar de todo lo que me ocupa diariamente, inclusive este blog.

A la vuelta, concretamente ayer, me sorprendieron ciertos comentarios, que asumo y respeto, aunque no los comparta. En este blog hay total libertad para decir lo que uno piensa, aunque vaya en contra del espíritu del blog y de quien esto escribe. Sois hombres libres, y como tales, venís y os apartáis según vuestras propias circunstancias. Nunca me he sentido mal porque después de orientaros e informaros no deis señales de vida. Alguno ni las gracias. Lo asumo como parte de la inestabilidad emocional que muchos soportáis como podéis. Yo también la he sufrido, por eso os comprendo tanto. Por ello, pido disculpas si en algún momento no os he atendido como deseabais y os habéis sentido defraudados.

La vida sin censuras es mucho mejor, tiene infinitos colores, cada uno de nosotros es único, y necesita de su momento de oxigeno, que indudablemente nos puede resultar cansino a los demás, por haberlo vivido ya o escuchado muchas veces, pero que nace de un momento de angustia, de reflexión, de felicidad o alegría, y que quiere compartir con nosotros. En esos periodos, voy a estar ahí, a vuestro lado, arrimando el hombro para que no os sintáis solos. Pero me vais a permitir una observación, fruto de lo que me ha pasado estos días, pues no creo que pueda cumplir los deseos más íntimos. Me refiero, que aparentar que se necesita ayuda y consejo urgente porque uno se encuentra atrapado entre su esposa y el deseo de un hombre, y al facilitar un número de móvil de tarjeta para hablar por tanta angustia, insista en conocerme, y cuando intento hablar de sus problemas me pide una foto. ¡No! Esa no es la ayuda que os puedo dar. No envío fotos mías, y menos desnudo, nuestros problemas, inquietudes, ganas, son para mí mucho más que una paja compartida por webcam o unos susurros al oído que nos calienten en ese momento. Estoy seguro que encontrareis a hombres dispuestos a ello, y que sin duda es una buena forma de dar salida a aquello que nos invade irremediablemente, aunque no lo sea para mi. 

Agradezco los apoyos mostrados en el último post, pero también la critica, sin ella no creceríamos como seres humanos. Si todo lo vemos positivamente, lo bueno y lo menos bueno nos hace más fuertes.

Este verano está siendo un verano de reflexión, encuentros con uno mismo y mucha fuerza. La meditación consciente me ayuda en mi caminar. Os dejo uno de mis momentos, esta vez en la playa, percibiendo la libertad, rompiendo cadenas, adentrándome en la imprevisible realidad.

No olvidéis que las cadenas las asentamos nosotros, la libertad también. Gracias por ser y estar. 

En la playa de mis momentos