Un trueno invade la tarde. La
lluvia se escapa por las rendijas de las nubes anhelando mojar la tierra. Una
tarde de melancolía y placeres sin vicio. Aburre el silencio que viene conmigo.
¿Cómo ha llegado hasta aquí, hasta absorberme quebrantado?.
Las sombras parecen entrechocar
unas con otras y yo pasó desnudo de puntillas para que sus lances no rocen mi
piel. Me escondo bajo la colcha blanca. No quiero que me toquen, no quiero que
entren en mi. Quiero lucir el sol en mi mejilla y la alegría en el pecho. Quiero
preservar la belleza de las primaverales flores en mi corazón para que cuando
llegues, tu mano se acompañe de mi.
Te presiento tan cerca y tan
lejos, que siento tu rostro anhelante en busca del mío, unas veces rozándolo
con labios que besan, otras yendo sus voces entre la vereda.
Tarde de primavera que anhela tu
voz y tu cintura bajo los árboles, el cielo, las nubes, el sol, sentados sobre
la piedra que vigila el agua del río. Tarde de pequeños pasos que son compás de
mañana.
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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor
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Como dije en el primer comentario que te hice hoy, ¡que suerte tiene quien te encuentra tan lleno de amor, esperando!...
ResponderEliminarTodo un ángel. Bonitas palabras amigo. Un abrazo muy especial.
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