viernes, 19 de septiembre de 2014

Cálido septiembre


Por donde voy todo el mundo habla del excesivo calor y de las ganas que tienen que llegue el fresquito. En cambio, a mi me gusta este tiempo, con su temperatura más suave, con ese solecito que calienta nuestra piel, o estas noches en las que uno puede aún sentarse cómodamente en la terraza de un restaurante o bar a tertuliar con los amigos o la pareja. Al menos me dan las tantas entrando en la madrugada, que se me da muy bien eso de conversar de lo divino y de lo profano.

Pero sin duda, lo que más me gusta es poder disfrutar aún del agua, sea en la piscina o en este mar que nos baña con caricias muy nuestras. Poder ir a la playa desmasificada, disfrutando de la soledad de la arena o del silencio compartido con aquellos que buscan los mismo que nosotros, es como un privilegio que podemos vivir los que habitamos cerca de sus aguas.

Ayer mismo pude gozar en toda plenitud de ellas, del agua de mar. Estaba estupenda, apetitosa, un poco revoltosa pero suave y acariciadora. La playa se hallaba sin agobios, aquí y allá salpicada de hombres y mujeres que en su desnudez buscaban relajarse deleitándose con la calidez de la arena. Una chica estaba sentada en la orilla, con las piernas extendidas, dejando que la penetrasen las olas al romper sobre la arena. Estuvo mucho tiempo así, recreándose con la rompiente del agua, complacida y encantada. 

Y las olas acariciaban su piel. Pintura de Manuel Castro Báez
He de reconocer que me gusta esa sensación de que el agua salte hacía ti, de que te llene con su espuma blanca, dejando pequeños granos de arena en la piel mojada. Es gozar de lo más gozable.




Solo me complací una hora, porque el trabajo esperaba, pero ese tiempo me supo a profunda gloria, como diría Séneca a los deleites del sabio, que sabio es aquel que goza con aquello que le ofrece la vida, aunque sea en una secuencia. 

Estos días también he disfrutado del agua dulce y clorada de la piscina haciendo unos largos, sentado en sus escalones o imaginando que hacer si hubiese compartido tanta agua con mi mujer o un buen amigo que nos aliente las ganas de placer oculto, que, aunque uno este apartado de ello no puede dejar de fantasear con momentos apasionados como este de la fotografía de abajo.



Si tenéis la oportunidad de seguir disfrutando del verano hacedlo, que en un pispás nos llega el otoño con sus doradas hojas sobre la tierra mojada. Hermosa estación también, pero sin la calidez del verano.



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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará inmediatamente

8 comentarios:

  1. Bueno, desde donde te esribo, estamos en invierno, casi para que llegue la privamera y los dias ya se van vistiendo un poco de sol.

    Me gusto la forma como has redactado la entrada, casi casi veo todo lo que narras, debe ser que sabes transmitir muy bien lo que tus sentidos van captando.

    Yo con el mar, no tengo una buena relación por un hecho que sucedio hace algún tiempo y que espero poder contar en el mi blog.

    Primera vez que te visito. Retornare por aqui :)

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    1. Bienvenido Aristio. todo un lujazo tener a gente del otro lado del agua salada. Gracias por tus palabras, me animáis con vuestros comentarios a seguir escribiendo.

      Siento que no tengas una buena relación con el mar, en mi caso soy muy prudente y no suelo adentrarme demasiado, le respeto mucho. Me gustará conocer tu blog (dime cual es entre todos los que sigues) y sumergirme en tus historias. Volvemos a vernos por aquí o por allí.

      Saludos.

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  2. Sigue disfrutando de ese mar y de los últimos coletazos del verano...y fantaseando, porqué no...
    ¡que envidia me dais la gente de costa!
    Feliz Septiembre, amigo mío.

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    1. No creas, que viva uno cerca del mar no quiere decir que vaya mucho más que lo hace alguien del interior. El trabajo y las actividades normales no le dejan a uno tiempo ni para mirarse en el reflejo de sus aguas. Conozco gente que apenas va, aunque yo me escapo siempre que puedo. Cuando lo vuelva a ver intentaré lo imposible, mirarlo con tus ojos para transmitirte toda su energía, que esa si que estoy seguro que te llegará. Un abrazo.

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  3. Es que por ahí tenéis ola de calor, pero por aquí está llegando el fresquito... ¡y yo no quiero!

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    1. Pues te pasa como a mí, que no quiero que llegue el fresquito.

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  4. Saludos, si hay que aprovechar lo que nos queda de baños, porqué esto se acaba y ya va entrando el fresco. Además esa tranquilidad que ahora encontramos en las playas, bañarse prácticamente solo,.. que mejor despedida al verano

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    1. Tienes toda la razón. Acabo de pasar tres días en la playa que han sido toda una delicia. ¡Carpe diem!

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Gracias por compartir este viaje

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