Era temprano, la cala estaba casi vacía de miradas. Pero allí estabas tú,
mirando al mar que abría las rocas como un frescor con el que calmar mi
ardiente piel.
Por un momento pensé que el mar me regalaba mis sueños, los que cumplen
en mis soledades cuando busco al amigo con el que ansió extasiar mi cuerpo.
Tú estabas solo, yo no. Nuestras miradas se cruzaron mil veces tropezando
con mi obligada cautela. Hablaban los ojos, callaron los cuerpos.
Duele mi silencio, tanto que aún me duelen tus gestos de ganas.
Ayer en una cala amordace mis deseos.
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Hermoso........sin más.
ResponderEliminarGracias Jon, es la realidad que me rodea, y que comparto con vosotros de la única forma que siento, con la palabra.
EliminarEs todo sensualidad y poesía.
ResponderEliminarGracias Pedro, como decía a Jon, es mi forma de comunicar con los que comparten mis mismas inquietudes. Antes no reparaba en miradas ni situaciones, ahora afloran sin buscarlas.
EliminarEs curioso, que las sensaciones aparecen solas, y los deseos también, aunque antes sintieramos lo mismo, cuando la cosa está a flor de piel, se nos agudiza los sentidos y de lo que no nos dábamos cuenta antes ahora sale solo, porque lo vivo y lo siento igual, parece como que hayamos despertados esos sentidos al mismo tiempo. Será el verano?...o tal vez que estamos ya cansados un poco de fingir y no dejarnos llevar por nuestros sentidos?.
ResponderEliminarNo te puedo responder a ello, porque esa respuesta está en cada uno de nosotros. Pero si puedo contarte lo que siento. En mi caso son miedos. Es miedo a perderla, a pillar algo malo.... Si estuviese seguro de todo me convertiría en un potro desbocado.
EliminarUn hermoso pensamiento, que llevamos con nosotros en numerosas ocasiones.
ResponderEliminarDOLOR BISEXUAL.
ResponderEliminar¿Y cuánto dolor tenemos que soportar.?
¿Cuántas frustraciones y deseos encarcelados tenemos todavía que aguantar?
Si yo a veces me lo permito, cuando ya no puedo más y me siento mal,
y a la vez muy pronto lo vuelvo a necesitar.
No sé cuántas lágrimas tenemos que derramar.
Nuestro corazón de permanente luto está.
Ni Sol ni Luna nuestra ansia podrán saciar.
Quizá una parte de mi corazón me tenga que arrancar.
Para poder sobrevivir con esta dualidad.
Esta es mi triste verdad.
Esos miedos son muy normales. Y el eterno debate interior, también.
ResponderEliminarEstas situaciones se nos dan con frecuencia, hay que saberlas manejar, en dependencia de lo que queremos, debemos siempre actuar con la madurez necesaria para que un impulso no haga que cambie nuestra vida y se convierta en una incertidumbre continua
ResponderEliminarQue gran realidad Germán, es increíble cuantas similitudes se presentan ente los que hemos emprendido este viaje. Me ocurre como a ti, seguramente como a muchos, antes no me daba cuenta de determinada forma de mirada cómplice que se puede cruzar entre hombres, hoy puedo reparar en eso y muchas veces disimular por estar acompañado, pero siempre sentir el placer de que conozco el mensaje de ese cruce de miradas
ResponderEliminarAsí es, cruces de miradas en cualquier punto de la vida, unas veces silenciosas, otras demandantes de placeres sentidos. A mi las miradas cruzadas me dan ahora mucho morbo y sueños...
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