Estos últimos días de abril está lloviendo
abundantemente. El agua ha regado campos y limpiado ciudades, pero también
apasionados cuerpos y enamoradas miradas. He encontrado refugio en la soledad
de mi hogar. Allí, arropado por el calor de una manta oía el agua besar el
tejado, los cristales o mis sueños llenos de inquietudes y anhelos. La lectura me
acompañó en ciertos momentos llenando de belleza tan aguados momentos. En Poesías
completas del gran Antonio Machado, encontré este
hermoso poema de Campos de Castilla, ajustado al espacio del
tiempo. Espero que os guste tanto como a mí.
CV
EN ABRIL, LAS AGUAS MIL
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La
lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
A
través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya
son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.
ANTONIO MACHADO
Mariano Martínez bajo la lluvia para la revista CARAS |
Estos días, lluvia y sol acariciaron mis
sentidos buscando los tuyos.
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