lunes, 24 de noviembre de 2025

UN COMENTARIO AL BLOG


Hoy he leído un comentario en el blog que me ha hecho recordar por qué empecé a escribir aquí. Dice: No lo dejes, no te imaginas lo que ha sido para mí tu blog.


Esas palabras han llegado justo donde tienen que llegar, al alma. Lo confieso: más de una vez he tenido la tentación de parar. No siempre es fácil hablar de la bisexualidad siendo un hombre casado con una mujer. No es fácil gestionar las dudas, las contradicciones, los miedos, y mucho menos exponerlos públicamente. A veces me pregunto si tiene sentido seguir escribiendo, si alguien realmente encuentra algo útil entre estas líneas que voy dejando.


Vosotros lo sabéis tan bien como yo, no siempre es cómodo caminar por un hilo fino entre lo que deseamos y lo que podemos nombrar, entre la piel que nos llama y la vida que hemos construido, entre la libertad que anhelamos y el miedo a romper algo que amamos profundamente.


Hay días en los que me pregunto si tiene sentido seguir compartiendo todo esto aquí. Si alguien realmente entiende esa mezcla de vértigo y deseo que a veces sube como un latido inesperado. Ese cosquilleo que no se elige. Esa nostalgia por algo que no siempre se vive. Esa tensión silenciosa entre la lealtad, el cariño, la atracción y la identidad. 


Y entonces llega un comentario así, y me desarma. Me recuerda que, aunque este espacio nació para ordenar mis propias ideas y aliviar mis propios nudos, también se ha convertido en compañía para otros que están viviendo historias parecidas. Que hay otros hombres que también se despiertan con emociones contradictorias, con fantasías que intentan ordenar, que llevan años guardándose preguntas. Hombres que aman a sus esposas, que valoran su vida familiar, pero que también sienten un deseo real hacia otros hombres. Y que a veces no saben dónde poner todo eso sin que duela, sin romperse.


Saber que lo que escribo le ha servido a alguien, me hace sentir menos solo. Me ha hecho recordar por qué este espacio existe: porque necesitamos lugares donde podamos respirar con todas nuestras capas, sin pedir perdón por sentir.


Gracias a quién escribió ese comentario, y a quienes leen en silencio. Gracias por recordarme que abrirme aquí tiene sentido, que mis dudas, mis deseos y mis contradicciones no van al vacío. Que este camino, tan íntimo y tan lleno de tonalidades, merece ser contado.


No sé si este blog seguirá igual, ni cuánto más durará, pero sí sé que hoy me habéis recordado que no estoy hablando al vacío. Y que, quizá, no estoy tan solo como a veces pienso.



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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará



miércoles, 12 de noviembre de 2025

ENTRE LA QUIETUD Y LA RUPTURA


Fotografía de Aliakbar Nosrati


Estos días de noviembre se acortan en luz y se alargan en pensamiento. Son días que invitan a la calma, pero también a la lucha interior, a ese debate silencioso entre permanecer quieto o romper, de una vez, con aquello que me mantiene en la oscuridad.


Me imagino a mí mismo en un escenario íntimo, con una venda cubriéndome los ojos. Esa venda pesa más de lo que aparenta: simboliza la confusión, el miedo, la duda. Y en mi mente nace el deseo de arrancarla, de liberarme de la ceguera que me impide ver con claridad lo que soy, lo que busco, lo que temo.


Siento el cuerpo tenso, suspendido entre la quietud y el impulso de rebelarse. En mi rostro se dibuja un gesto de anhelo, una necesidad de mirar más allá de lo visible, de ver no solo con los ojos, sino con el alma.


Quisiera quitarme la venda para contemplar la vida de frente, desnuda, sin artificios. Quisiera encontrar la verdad que tal vez siempre ha estado ahí, esperándome pacientemente detrás de mi propia oscuridad.


Hoy me faltan las fuerzas, sí. Pero sé que la luz llega, incluso a quienes la esperamos en silencio.

martes, 14 de octubre de 2025

ABRIR LA PUERTA: EL COMIENZO DE SER UNO MISMO


Vuestros testimonios a mi última entrada, los recibidos por aquí o en mensajes privados de Instagram y Facebook,  me han llegado hondo, quizá porque tocan un sentimiento que muchos compartimos en silencio. Ser bisexual y estar casado, es  como vivir entre esos dos mundos, no es una contradicción, sino una búsqueda constante de equilibrio. No es una historia de indecisión, sino de autenticidad.




Abrir “esa puerta”, como vosotros decis, no es solo una elección sexual: es un acto de conciencia. Es reconocerse múltiple, complejo, cambiante. Es aceptar que dentro de nosotros conviven deseos distintos, afectos que no se anulan, sino que se complementan. A veces pensamos que cerrar esa puerta nos protege, pero en realidad, lo que hacemos es cerrarnos a una parte viva de quienes somos.


Vuestras palabras se unen a las mías, para decir que la plenitud no se alcanza negando lo que sentimos, sino integrándolo. Y que la culpa solo pierde fuerza cuando se enfrenta con nuestra propia verdad. Mantener un matrimonio y, al mismo tiempo, reconocer o anhelar una necesidad afectiva o sexual que no encaja en el molde tradicional, no es una falta de moral: es una manera de ser honesto con uno mismo.


Quizás el verdadero desafío no está en elegir entre dos caminos, sino en aprender a habitarlos con coherencia. En entender que el amor no siempre se ajusta a las categorías que nos enseñaron, y que amar, de verdad, empieza por el coraje de escucharse sin miedo.


Es preciso recordar que amar a los demás exige primero amarse a uno mismo. Tal vez de eso se trate todo, de abrir la puerta, mirarse con ternura, y decidir vivir con autenticidad, aunque eso signifique caminar por sendas que otros no comprendan.


martes, 7 de octubre de 2025

EL ECO DE MI INTERIOR


En uno de mis paseos por la orilla de la playa


Hace unos días estuve en la playa, en lo que quizás fue mi despedida del verano. El lugar estaba casi vacío, sin voces, sin distracciones. Solo el sonido del mar, el aire tibio y mi cuerpo desnudo. Sentí que era un buen momento para meditar, para encontrarme conmigo mismo desde el silencio exterior de mi piel.


Y entonces, en medio de esa calma, me descubrí pensando en ella. En mi mujer. En todo lo que somos y lo que hemos construido juntos. Y desde el corazón, casi sin pensarlo, le dije en silencio: te quiero.

Debo recapitular. Desde hace meses hay algo dentro de mí que no me deja en paz, una voz que me susurra que deje estas redes sociales, que apague el ruido del deseo masculino, que me acerque más a ella, que la mime, que la escuche de verdad. A veces siento que pierdo el tiempo escribiendo en el blog o en Facebook e Instagram, buscando respuestas en palabras que se disuelven entre pantallas … en mensajes de hombres que quieren conocerme buscando algo más que unas palabras escritas, deseando algo más de lo que yo quiero, y por lo tanto, puedo ofrecer.

Y ahí es donde me quiebro, porque me hace pensar. Porque me enfrenta con partes de mí. Sería tan fácil si las cosas fueran claras, si pudiera encajar en una sola palabra, en una sola certeza. Pero no puedo. No soy solo una cosa, ni una versión fija de mí mismo.

Hoy, solo quiero no sentirme culpable por ser quien soy. Quiero seguir amando, sin esconderme tanto de mí mismo. Quiero que ella sepa -aunque nunca lo diga del todo- que mi amor por ella es real, incluso cuando mi alma se llena de dudas.

martes, 30 de septiembre de 2025

EL SOL INVENTADO


Llueve con alerta roja. Dos días de intensas lluvias que se cuelan por los rincones de mi tierra, enturbiando las aguas claras. El cielo se ha vuelto un manto gris interminable, pesado, que arrastra consigo recuerdos y silencios. Hasta las nubes coronan las cercanas montañas con sonidos de golpeadas gotas, como si la lluvia quisiera imponer su propio ritmo sobre la vida.


Tumbado en la cama, enciendo la luz de la mesilla de noche para que parezca que el sol calienta mi buscada piel. Cierro los ojos y me invento un verano que ya no existe, una claridad que hoy no llega. Quedan ganas de sol, de caricias ardientes y deseos anhelados, de sentir el aire tibio rozando la piel como unas manos poderosas y firmes. 


La lluvia insiste, incansable, mientras yo me aferro a la memoria del calor, a la esperanza de que tras las nubes, tarde o temprano, volverá a brillar el sol.





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lunes, 22 de septiembre de 2025

NATURALEZA DESBORDADA EN OTOÑO

 



Llegó el otoño con sus días más breves y temperaturas más frescas, con los paisajes a punto de teñirse de ocres y dorados. Y aunque los bosques alfombrados de hojas caídas invitaran a zambullirse en sus texturas, por aquí, aún quedan días en los que exponer la piel a la calidez del sol, a la sensación de libertad. 
 
Mientras tanto, en el hemisferio sur, la primavera despierta con su magia, perfumes y colores que renuevan los sentidos.

Dos estaciones distintas coexistiendo, dos maneras de vivir el paso del tiempo. Ambas nos recuerdan que cada ciclo tiene su propia belleza y que en cada uno podemos encontrar motivos para agradecer y disfrutar.


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sábado, 20 de septiembre de 2025

CAFÉ DE LAS TENTACIONES



Café de una tarde en la que la calidez del sol enciende fantasías sospechadas. Imaginaciones que son esqueletos esperando vestirse con carnes ardientes, piel que se ofrezca al roce, que invite a explorar sus límites con dedos curiosos y bocas inquietas. 


Por un momento he pensado en ir a la playa nudista y recrear la vista en hombres desnudos, en miradas lascivas y deseos escondidos, quizás codiciando una invitación al placer silenciado. Allí, el aire salado y la luz del sol se vuelven cómplices de las ansias escondidas. 


Otro sorbo de café me invita a seguir trabajando. tecleando palabras coleccionadas en mi memoria, anhelando que el verano aún no se pierda entre las sombras.



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viernes, 19 de septiembre de 2025

LA ORILLA DEL ATARDECER

 


Las olas lamen la orilla con la paciencia de quien ha aprendido a esperar, y el aire salado aún conserva el calor del día, abrazando la piel como un recuerdo que no quiere irse.


El cuerpo, tendido entre la arena y la espuma, como si buscara fundirse con la misma playa, atrapando momentos intensos ya vividos.


Es un gesto de entrega a la naturaleza, a la existencia del cuerpo. Hay algo sagrado en esa postura: la osadía del que se atreve a sentirlo todo.


A su alrededor, el murmullo del mar y la soledad de la tierra. Para él, el tiempo se ha detenido. En ese momento es sólo piel, sal, luz y el aroma de otro cuerpo en su piel entregada. 


El sol se rinde lentamente al horizonte.



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jueves, 18 de septiembre de 2025

EL CUERPO EXPUESTO




El cuerpo desnudo, inmóvil, no es aquí un objeto erótico sino un objeto artístico. La luz neutra dibuja con crudeza su anatomía, sin adornos ni disfraces. Frente al espectador, se despliega no la figura de un individuo, sino la idea de la exposición absoluta: sin ropa, sin relato, sin artificios. Sólo piel y presencia.


Frente a él, una sombra observa. La presencia del espectador es tan importante como la del cuerpo exhibido. Entre ambos se crea un espacio cargado de tensión: la mirada que examina y el cuerpo que soporta ser mirado. Esa relación revela vulnerabilidad en ambos lados: en quien se muestra y en quien, al mirar, se expone también.


La escena cuestiona la frontera entre el arte y la vida, entre lo privado y lo público, entre el pudor y la exhibición. ¿Quién está realmente expuesto? ¿El hombre que se muestra o el espectador que, en su mirar, se delata?


La performance se convierte así en un espejo filosófico: mirar un cuerpo desnudo es enfrentarse a la fragilidad y al poder de la propia mirada. En esa tensión late la pregunta por nuestra relación con los otros, con nosotros mismos y con las imágenes que construimos de ambos.


Más que un cuerpo, el hombre es un espejo que devuelve al espectador su propia condición de observador. Nos recuerda que todos somos, en algún momento, la sombra que mira y, en otro, el cuerpo que se expone.


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miércoles, 17 de septiembre de 2025

DOS MANOS, UNA HISTORIA


Bajo la tenue luz del amor, sobre la sábana blanca, dos manos se buscan y se encuentran. No hay palabras, solo dedos que se entrelazan como raíces, nudillos que se aprietan con la fuerza de un secreto compartido. En ese gesto, vive el pulso de dos vidas latiendo al mismo ritmo.


A su alrededor el mundo deja de existir, pero esas manos permanecen firmes. Son la unión entre dos cuerpos, un lenguaje silencioso que habla de complicidad, de apoyo, de una presencia que sostiene y es sostenida. Allí, en ese contacto, se va escribiendo una historia entera sin pronunciar una sola palabra.




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UN COMENTARIO AL BLOG

Hoy he leído un comentario en el blog que me ha hecho recordar por qué empecé a escribir aquí. Dice: No lo dejes, no te imaginas lo que ha s...