Extraño tu mano asida a la mía,
apretando nuestra piel con aquel olor a salitre y arena mojada de la playa más
nuestra. Ha pasado demasiado tiempo.
Transitan los meses con tanta
avidez, sin poder encontrar el instante de tomarlas de nuevo, que parece una
eternidad el tiempo que nos ha separado. Es como vivir en somnolencia,
habitando el silencioso recuerdo que nos une.
Solo nos queda esperar la cautivadora
llegada de otro momento, en el que el tiempo se pare para goce de los dos. Un
momento que hemos de llenar de risas, palabras y afectos con los que seducir el
sueño que nos cumple.
Esta tarde el frío me ha
recordado una vez más la distancia que nos une.
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