Aquel primer viaje iniciado junto al mar no acabó en
ese momento, sino unos minutos más tarde ante la indecisión de hablar o callar.
La verdad, me sentía tan bien, tan completo como hombre, que no dude ni un
instante en contarle a mi mujer lo que me había sucedido. Nunca le había
ocultado nada, y esta vez ¿por qué tenía que ser menos? Entre nosotros existe
mucha complicidad como pareja. Hablamos mucho de sexo, infidelidades y demás, y
siempre nos hemos mostrado abiertos y recepticios.
Así que llegué donde estaba ella con una sonrisa y
le dije:
- La playa que hay al otro lado es más tranquila que
está, si quieres podemos coger las cosas e ir allí.
- Estamos bien aquí, ¿por qué cambiar? Cuando
volvamos al año que viene, entonces vamos.
- Está bien, este lugar es muy bueno. ¡Cariño!, Ni
te imaginas lo que me ha pasado.
Me miro con extrañeza e inquisición esperando que
siguiera hablando.
- Estaba caminando por la playa cuando se ha
acercado un hombre y me ha preguntado por estas playas y si conocía otras de la
zona. Hemos entablado una amena conversación, aunque de repente, al estar los
dos desnudos ha acercado su mano y me ha acariciado el pene diciéndome que veía
un bonito paisaje.
- ¿Y tú que has hecho?
Su inquiriente tono de voz activo mis reflejos al
indicar claramente que mejor era no decir la verdad.
- ¡Pues que iba a hacer! Decirle que a mí no me van
los hombres e irme. Ha sido una lástima porque la conversación era agradable y
me ha gustado eso de hablar con alguien en una playa nudista como si nada, sin
miedos ni apuros.
Por suerte no preguntó más y nos fuimos a bañar
disfrutando de un maravilloso día de playa. En aquel momento descubrí, que la
complicidad entre una pareja puede existir envuelta de algún que otro silencio.
El mío acababa de comenzar.
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Germán, ahora descubro que además de un excelente escritor, eres muy inteligente, fue sabia tu conducta, yo hubiera hecho lo mismo, mi mujer nunca podrá saber mis gustos por otros hombres
ResponderEliminarMi decisión fue fruto del momento, te aseguro que mi intención fue contarlo pero... ya sabes lo que paso. Un abrazo.
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