Hace unos días estuve en la playa, en lo que quizás fue mi despedida del verano. El lugar estaba casi vacío, sin voces, sin distracciones. Solo el sonido del mar, el aire tibio y mi cuerpo desnudo. Sentí que era un buen momento para meditar, para encontrarme conmigo mismo desde el silencio exterior de mi piel.
Y entonces, en medio de esa calma, me descubrí pensando en ella. En mi mujer. En todo lo que somos y lo que hemos construido juntos. Y desde el corazón, casi sin pensarlo, le dije en silencio: te quiero.
Debo recapitular. Desde hace meses hay algo dentro de mí que no me deja en paz, una voz que me susurra que deje estas redes sociales, que apague el ruido del deseo masculino, que me acerque más a ella, que la mime, que la escuche de verdad. A veces siento que pierdo el tiempo escribiendo en el blog o en Facebook e Instagram, buscando respuestas en palabras que se disuelven entre pantallas … en mensajes de hombres que quieren conocerme buscando algo más que unas palabras escritas, deseando algo más de lo que yo quiero, y por lo tanto, puedo ofrecer.
Y ahí es donde me quiebro, porque me hace pensar. Porque me enfrenta con partes de mí. Sería tan fácil si las cosas fueran claras, si pudiera encajar en una sola palabra, en una sola certeza. Pero no puedo. No soy solo una cosa, ni una versión fija de mí mismo.
Hoy, solo quiero no sentirme culpable por ser quien soy. Quiero seguir amando, sin esconderme tanto de mí mismo. Quiero que ella sepa -aunque nunca lo diga del todo- que mi amor por ella es real, incluso cuando mi alma se llena de dudas.

Bravo!
ResponderEliminarGracias amigo.
EliminarHola Germán. Lo que nos convoca y.une a tu blog es que somos bisexuales y casados. Para todos el camino de la bisexualidad comienza antes, durante o después de nuestro despertar sexual ( hetero ). El dilema para quienes empezamos después, o quienes habiendo empezado antes y habiendo cerrado puertas, es justamente el dilema de abrir la puerta. En mi caso leer blog me permitió entender que me gustaban los hombres y que aun estando felizmente casado, tenia una necesidad sexual y afectiva no resuelta. En estos años he querido cerrar la puerta, mas de alguna vez, pero basta escucharME y reconocer que necesito estar con hombres y además mantener mi matrimonio en el cual soy ahora mas feliz.. He conversado esto con un amigo con el q quedamos frecuentemente ( casado bisexual ) y si en algo hemos coincidido qud esta puerta una vez que se abre, no se cierra. Si queremos amar a nuestros projimos, debemos primero amarnos nosotros y estar bien , mantener las puertas abiertas, y solo así, poder hacer feliz a tu pareja.
ResponderEliminarCreo que la plenitud se alcanza cuando se puede compatibilizar la bisexualidad sin culpa, como un regalo o terapia hacia uno mismo y luego así, poder regalar amor a quienes nos rodean.
Hola amigo. Estoy tan de acuerdo con tus palabras, que he escrito una entrada al blog sobre el abrir la puerta de nuestra vida. Este comentario, más los recibidos en redes sociales han sido punto de reflexión. Muchas gracias por estar ahí. Un abrazo.
Eliminar