domingo, 29 de junio de 2025

ANSIADO ENCUENTRO


Por un momento, se quedaron frente a frente sin hablar. Había tensión en el espacio de sus rostros, también un poco de miedo, de indecisión.


Uno dio el primer paso. La mano busco la nuca del otro. Un tirón suave. El beso no fue tímido. Fue directo, con hambre contenida. Lenguas que se buscan, que se reconocen después de horas de hablar en la distancia.




El tacto vino después, con urgente desesperación. Dedos deslizándose por torsos, espaldas, costillas. La piel ardía. Se empujaban uno contra el otro, pecho con pecho, caderas marcando el ritmo que todavía no empezaba. Los pantalones cayeron al suelo con torpeza. No importaba el orden, ni la estética. Solo el contacto de la anhelada piel, de los erizados vellos que enaltecían el ánimo.


Cuando se tocaron por completo, sin ropa de por medio, hubo un breve instante de pausa. Como si ambos entendieran que lo que venía no era solo placer: era entrega. Uno tomó al otro por la cintura, lo besó lento esta vez, profundo. Sus cuerpos se adaptaban, se alineaban, como piezas siempre encajadas.


Las manos no pedían permiso: rodeaban, exploraban, apretaban. Uno se arrodilló con ganas. El otro jadeó con amor. Los gemidos eran bajos, respirados, íntimos. No había vergüenza, solo deseo puro. Las bocas envolvían, exploraban, marcaban con saliva y calor. No solo por dar placer, sino por habitar ese anhelado cuerpo con la boca.


Después, se tumbaron. Uno sobre el otro con las piernas entrelazadas y las respiraciones desacompasadas. Los gritos eran ahogados en el cuello. Los dedos se clavaban en la espalda. Hasta que una mano se entrelazó con otra. Era el momento exacto en que el deseo y el afecto se involucran en el amor.


Y cuando llegó el final, se quedaron quietos, exhaustos, con sudor en la frente y temblores en los muslos. No dijeron nada de inmediato. Después de tanta intensidad, el silencio es lo único que cabe.


Solo después, una caricia suave, con la dulzura de la mirada. Y una pregunta susurrada cruzó el aire: ¿Estás bien? Un silencio contesto con la inmediatez del sosiego. Los cuerpos aún temblaban, pero ahora por algo más que placer: por haber sido vistos, tocados, querido cada uno por el otro.




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Las fotografías proceden de Internet, y no se cita al autor por no indicarse en el lugar de origen su autoría y procedencia. En caso de incumplimiento involuntario de algún derecho se retirará

2 comentarios:

  1. Hola German, no se si ese relato es realidad o fantasia, pero refleja en toda su magnitud aquellos encuentros marcados por el deseo, la necesidad de sentir al otro, de recorrerse y compenetrarse y dejar que dos hombres vivan con desenfreno el deseo, la atraccion y las ganas de follar con mucha intensidad. En mi caso estoy pasando por un tiempo de distancia con un amigo cercano y con frecuencia imagino nuestro próximo encuentro el que sin duda tendrá bastante de referencia con tu relato anterior... Gracias por tanto... Sigue escribiendo que en esta frua parte de sudamerica necesitamos subor la Temperatura, porque sino moriremos congelados...Un afectuoso abrazo !!

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  2. Ya veo que el frío aprieta por ahí, y siento mucho que no puedas compartir buenos momentos con tu amigo. En mis palabras siempre hay verdad, jejeje... un abrazo amigo.

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Gracias por compartir este viaje

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