Me gusta el café intenso, fuerte, natural, sin mezclas, en toda su fragancia, sin azúcar, ni edulcoramientos que lo disfracen. Para mí es todo un placer, tomar uno bien hecho, a fuego lento. ¡Cómo disfrutan mis papilas gustativas cuando veo salir tan apetecible esencia por el erecto cilindro de la cafetera!
Esta tarde preparando mi taza de sobremesa he sonreído al pensar que me atraen los hombres con las mismas características. Naturales, sin artificios, sinceros, complices y apasionantes.
Este café lo he sorbido como un beso, lo he bebido como un abrazo, lo he saboreado como el mejor sexo. Este café me ha traído recuerdos alcanzados.
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