Cuando digo que sonrío

Son muchos los comentarios que me habéis enviado tanto por aquí como por privado sobre la entrada anterior, y creo que lo mejor es hacer algunas aclaraciones para no caer en una interpretación errónea.

Cuando digo que soy feliz es porque lo soy, pero no considero que para ser feliz uno deba ser rico, tener un coche de lujo o una casa maravillosa. Me refiero a que soy feliz porque tengo ganas de vivir, porque aprecio una sonrisa, un abrazo o simplemente un estar. Antes vivía perdido obsesionado en encontrar un amigo con el que compartir este lado, angustiado por encontrar un trabajo estable, insomne por ser aquella persona que algunos querían que fuese. Buscaba lo que no tenía cuando a mi alrededor lo tenía todo. Así, me perdía la belleza de mi mujer, el afecto de mi familia, el abrazo de mis amigos o simplemente la sonrisa del paseante. No sentía, estaba muerto. No valoraba las pequeñas cosas que nos ofrece la vida y que hacen sea hermosa.

No pretendía que mi primera entrada del año fuese demasiado azucarada. Solo quería deciros, compartir con vosotros, que ahora me siento bien, feliz de encontrarme de nuevo, sin miedos, reproches hacía mismo, ni angustias. He dejado de buscar sin renunciar a encontrar, así lo había hecho durante casi toda mi vida con óptimos resultados, así quiero volver a hacerlo.

Sed felices amigos, en cada secuencia de vuestra vida, aún en los momentos en los que creáis que se hunde la tierra bajo vuestros pies. Todo tiene un sentido, una razón de ser, aunque no se comprenda ni intuya en el momento. Encontrad vuestra esencia. Sois magníficos y lo sabéis.

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