Cuando te muerden la oreja con
desenfrenada pasión te recorre esa sensación inaguantable de placer que te desata
en celo y liviandad.
Una boca entregada, la otra
abierta en estremecimientos. Una mordiendo el cartílago con suavidad,
arrancando de la otra con cada dentellada un suspiro de placer, que se apaga al
penetrar con la lengua la cavidad de los sonidos. La piel se eriza en
sensaciones esperadas, los sexos se humedecen, el cuerpo grita con liberados
goces, pidiendo que la entrega no pare.
Uno de mis grandes placeres es
que me muerdan la oreja para que se desate esa sensación inaguantable que me
desborda en delicias de placer.
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Ajajá, ahora ya sé donde tengo que morderte el día que te tenga a mano, jajaja.
ResponderEliminar¡Es broma por supuesto! Es verdad que cada uno tiene ese punto erógeno que le vuelve loco el mío es igual más obvio pero no voy a entrar aquí en detalles que rompan esta saludable línea "para todos los públicos", jaja.
Un abrazo, ¡espero que este frío Febrero vaya todo bien!, cuídate.
Y yo que creía que lo deseabas de verdad, buaaaaaaaa..... Ainsss con lo que me gustaría a mi.
ResponderEliminarEspero que estés bien, aquí después de disfrutar de las fallas vuelta a la mundanal vida, que este año por cuestiones no han podido ser completas.
Un abrazo cálido, chispeante y divertido como son las Fallas.
...bueno-bueno, si hay que darte un mordisqueo pues solo hay que decirlo, que yo por un amigo hago lo que sea, jajaja :-)
EliminarOtro abrazo, y siento que las fallas no hayan podido ser disfrutadas al completo...
a mi me encanta.. hagamos una orgia de orejas
ResponderEliminarMmmmmm.... el despertar de los sentidos. Genial!
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