Un amigo soltero pide mi opinión ante una incertidumbre que le surge cuando le contactan hombres casados. El asunto es el siguiente.
"Muchos hombres se ponen en contacto conmigo, como te dije soy muy discreto con mi condición. Y lo que me sorprende es que la mayoría son hombres casados y la verdad, no sé cómo actuar. A mí no me gusta interferir en la vida de nadie, pero... La mayoría me dicen que son heteros, chico no sé qué pensar. Supongo que serán bisexuales y no lo admiten. No sé, estoy hecho un lío"
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Imagen que presidió el blog durante diez años. La fotografía la encontré en internet, y trace una separación por qué así me sentía en aquellos momentos, como dividido en dos mitades que no se complementaban. |
A mi entender, lo que les ocurre es que están aliados con su peor enemigo, que es el miedo, lo que les lleva a la no aceptación. Voy a intentar contestar, explicarme, como hombre casado que anhela el abrazo de otro hombre, siempre desde mi experiencia. Sería interesante que vosotros opinaseis al respecto, como bien dice el refrán, más ven cuatro ojos que dos.
Entiendo, que un hombre casado busca ante todo discreción, y más al principio, cuando está aterrado, atiborrado de miedos. En realidad, el miedo a ser descubierto o a contraer enfermedades de transmisión sexual y contagiar a su mujer, le paraliza en la mayoría de las veces, lo que le impide tener o va postergando un encuentro. Hablar le va dando confianza, lo que puede provocar la tan ansiada cita. Si se atreve, llega con el corazón en un puño, temblándole hasta las entrañas. Si surge química, los miedos desaparecen, en caso contrario se relajan al estar con un igual. Un café es un buen aliado para hablar, abriéndose en confianza. Puede que no se llegue a nada más, aunque en realidad se ha llegado a mucho. Al menos lo he vivido muchas veces, faltaba seguridad en uno mismo. Ahora, aún sigo pensando que una primera cita solo es para conocerse.
Me cuesta quedar con alguien, tanto que con el tiempo he llegado a creer que si mi primer contacto con un hombre no hubiese sido casual, puede que aún me costaría conocer a alguien. También he llegado a la conclusión de que lo que pasó tenía que suceder para que despertara a mi realidad. Fue increíble, aún recuerdo la generosidad de Paco, y mi inseguridad para no acudir a la cita que me propuso al día siguiente. Aquellos mágicos momentos los relaté en el blog.
Y sí, me sentí pletórico, pleno, feliz, pero en horas mudó por el desasosiego, la angustia y la pregunta de por qué me dejé llevar si soy hetero, si amo a mi mujer. Durante años estuve subido en un ascensor que me llevaba a los distintos niveles, siempre preguntándome por qué me paso aquello si soy hetero. Fueron tiempos de mucho dolor, incluso me gané una tremenda depresión que pasó cuando admití que me gusta abrazar a un hombre y amar a mi mujer.
Ahora sé, que debía aceptarme, conocerme, amarme primero a mí mismo. ¡No! No es egoísmo, es simplemente vivir desde mi realidad.
Sabéis que no me gustan las etiquetas, me considero un hombre con la capacidad de amar o de intimar tanto con una mujer como con un hombre. Pero para más aclaración, las voy a emplear. Aceptar que uno deja de ser heterosexual para ser bisexual cuesta cuando se vive rodeado de hombres y mujeres heterosexuales que presumen de ello y que creen que todo gay y bisexual es un vicioso promiscuo. A mí me ayudó tener un buen amigo gay, porque sin el saberlo, con sus comentarios me asistió ante tanta duda. Con todo, tardé años en aceptar mis sentimientos.
Al casado le cuesta definirse, no quiere dejar de ser hetero por miedo a perder su entorno. Algunos se ponen normas como no besar, no abrazar o seguir siendo activo, creyéndose más hombre, ya que sentir es de maricones. ¡Cuántas veces hombres casados me han consultado sus miedos diciendo que solo les gusta una polla, que no les interesa el hombre en sí! Hay quien se lanza al cruising o al sexo oline buscando el anonimato, cierta privacidad o comodidad, incluso evitando sentirse atraído por un hombre, obviando los riesgos que conlleva.
No les juzgo, pero a mi entender, esa actitud se llama miedo a conocerse. Incontables son los recelos y dudas de un hombre casado hasta poder abrirse a los sentimientos y vivir. ¡Sí! vivir siendo uno mismo, porque son muchos los que encuentran en otro hombre su verdadero camino de vida, su felicidad.
Amigo, creo que el problema lo tienen ellos, no tú. Si se sienten heteros curiosos o heteros, los únicos que se están engañando son ellos mismos, no aceptando su realidad. Disfruta de tu vida, sé libre, no te ates a nadie que no sienta la grandeza de su libertad.
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